BERLIN. En vísperas de que cines de todo el mundo proyecten 50 sombras de Grey, la Berlinale vivió hoy con expectación, y sin mayor escándalo, ante el estreno internacional de la cinta, un cóctel de romanticismo y algo de sexo que ya batió récords gracias a la legión de fans de la trilogía de E.L. James.

 

La cinta se promociona desde hace meses prácticamente sola en las redes sociales y la Berlinale, que la incluyó en su sección especial, fuera de competición y sin programar una rueda de prensa con sus protagonistas, Jamie Dornan y Dakota Johnson, presentes en la capital alemana para desfilar por la alfombra roja.

 

La expectación en el Festival Internacional de Cine de Berlín fue tal que la organización tuvo que anunciar un pase extra para la prensa ante la avalancha de periodistas que se sumaron a la premier, olvidándose hoy por dos horas de las películas que compiten por los osos que se entregarán el sábado.

 

Desde primeras horas de la mañana y con Dornan como principal objetivo, fans de la saga (mayoritariamente mujeres) se apostaron ante la alfombra roja extendida ante el Zoo Palast de Berlín, un aperitivo de la expectación ante una película que, guste o no, está llamada a ser uno de los estrenos estrella de la temporada.

 

Como antes de su proyección, los periodistas acreditados para la cobertura del festival mostraron divididas opiniones ante una película considerada por unos un clásico filme romántico de la factoría Hollywood y por otros una película erótica apta para la mayoría de los públicos.

 

Berlinale
Foto: AP

 

 

Generadora de expectativas

 

A muchos les sorprendió los apenas once minutos -cronometrados por varios críticos- de escenas de sexo y la suavidad de muchas de las imágenes, que, dado los ríos de tinta gastados en torno al filme, se esperaban tal vez más ásperas.

 

La directora Sam Taylor optó por contar de forma más o menos clásica una historia de deseo y amor complicado por el abismo que separa a sus protagonistas, evitando planos revolucionarios, polémicos o excesivamente explícitos.

 

No ahorra sin embargo al espectador algunos de los capítulos sadomasoquistas en el “cuarto de juegos” que conquistaron a millones de lectores cuando apareció en las librerías el primer volumen de una trilogía que prácticamente reinventó el género.

 

Lo hace, no obstante, con más palabras que imágenes en una película de dos horas en la que la primera escena de sexo llega pasado el minuto 40.

 

Con cien millones de copias vendidas en todo el mundo y traducida a más de una cincuentena de idiomas, la trilogía de E.L. James abrió una senda de récords que aspira a recorrer también la película.

 

MN