LA HABANA. La tierra de los puros y el ron no es conocida precisamente por su tradición equina, pero Cuba se está labrando un lugar en el mercado internacional de los caballos de raza y vendiendo a buenos precios ejemplares para competencias de salto que son comprados mayormente por las elites latinoamericanas.

 

Los cubanos se han especializado en el entrenamiento, y últimamente la reproducción, de refinados caballos holandeses Warmblood que luego venden por hasta 40 mil dólares en remates.

 

En una reciente subasta, la sexta de su tipo, se vendieron 31 animales por un total de 435 mil dólares a compradores de Brasil, Canadá, Guatemala, Holanda y México.

 

“La gran ventaja es que (los caballos) ya están en América, han sido trabajados muy bien, están avanzados para la edad, muy bien portados, saltando muy concentrados y son de excelentes líneas de sangre”, comentó Cecilia Pedraza, de Ciudad de México, que compró varios ejemplares, incluido uno por 40,700 dólares.

 

Su compatriota Rufino Rivera, de Jalapa, Veracruz, adquirió otro por 17 mildólares con la esperanza de que le siga los pasos a Aristotelis, caballo que compró hace seis años y que ganó en el 2014 el Gran Premio de México.

 

La cría de caballos no es algo nuevo en Cuba. Existe desde que los colonizadores españoles trajeron esos animales en el siglo XVI. Uno de los líderes históricos de la revolución, Guillermo García, comandante que luchó en la Sierra junto a Fidel y Raúl Castro, es aficionado a los caballos y dirige la empresa Flora y Fauna, a cargo del entrenamiento de estos caballos y que destina las ganancias de los remates, entre otras cosas, a un proyecto de inseminación en busca de lograr pura sangre cubanos.

 

A partir del 2005, los cubanos decidieron que la cría y entrenamiento de caballos podría generar divisas extranjeras y se abocó a la compra del Warmblood Holandés. Los caballos de la raza real holandesa, una mezcla de las razas Trakehner, Holstein y Hannover, que participaron en la subasta nacieron en Holanda y se trasladaron a la isla cuando cumplieron año y medio. Son entrenados hasta los tres años y luego vendidos.

 

Todos los ejemplares subastados recientemente saltan un promedio de 1.30 metros, según Frank Domenech, asesor equino del Club Ecuestre de Flora y Fauna, institución destinada a la protección de la naturaleza.

 

Flora y Fauna está asociada con la empresa VDL de Holanda, con la que se reparte las ganancias de los remates.

 

En los días previos a la subasta más reciente, José Luis Vaquero acarició a Goldman, lo bañó, lo peinó y le hizo trencitas. “Al caballo hay que cuidarlo, atenderlo cada día, para que el día de la subasta todo esté perfecto”, explicó al jinete y domador de 30 años.

 

De acuerdo a la revista oficial de negocios Opciones, hay unos 17 mil caballos de 17 razas en unas 40 fincas en toda la isla. Además existen varias razas surgidas en Cuba, descendientes de los caballos españoles y conocidos en la isla como Pinto, Patibarcino y criollo de trote.

 

El Club Ecuestre se encuentra en el Parque Lenín, en las afueras de la capital cubana. En medio de los árboles se erigen varios establos un poco rudimentarios donde Vaquero y una veintena de trabajadores atienden 117 caballos.

 

El día de la subasta el ranchón del club se vistió de gala con luces, flores y música para recibir a los compradores extranjeros, quienes en Cuba se ahorran el precio del flete desde el viejo continente, destaca Domenech.

 

A unos 60 kilómetros al oeste de la capital, en la finca Rancho Azucarero de Artemisa, Maydet Vega, médica veterinaria, atiende a 23 yeguas de real sangre holandesa destinadas a un proyecto de inseminación artificial.

 

Vega explicó que hace unos años no existían animales de esta raza en América Latina y sostuvo que “es importante poderlos reproducir en el continente, que se adapten a nuestras condiciones climáticas del trópico y así poderlos tener en todos los países de América”.

 

Los cambios en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos podrían ser beneficiosos en el sector de la cría de caballos, manifestó Vega. “Este mundo del caballo lleva recursos muy específicos que no se producen en todos los lugares y precisamente Estados Unidos es uno de los países que más medicamentos o alimentos, entre otros productos, tiene y para nosotros adquirirlos en un mercado más cercano y de calidad sería muy provechoso”.

 

Además, “nosotros ofertamos ejemplares de buena calidad y nos han dicho que hay caballos que salieron de aquí y los adquirieron compradores latinoamericanos que después se los vendieron a especialistas de Estados Unidos”, comentó Vega.