El martes 10 de febrero estaba lanzando piedras a los carros en calles de Pasco, en el estado de Washington. Llamaron a la policía, que llegó de inmediato. Antonio Zambrano Montes (35 años, michoacano) se contrajo, tenía una piedra en la mano con la que quería defenderse de la detención. Lo persiguieron. El tiró la piedra al piso y pidió piedad. No la tuvo. Con las manos en alto conminó a evitar su detención. Los policías le dispararon. Lo mataron. Luego lo esposaron.
Todo fue grabado y es evidencia. Una evidencia que con mucha frecuencia no termina en prueba fehaciente para el Departamento de Justicia en Estados Unidos y, por lo mismo, no pasa nada. El argumento que generalmente se argumenta es el de “brutalidad policiaca” y por alguna extraña razón que tiene que ver con las asesorías de la Secretaría de Relaciones Exteriores en sus consulados, es que se acuse ‘brutalidad policiaca’ o ‘abuso policiaco’, ‘no racismo’…
Esto hace que en los 74 casos de muerte de mexicanos por fuerza policiaca, en Estados Unidos, desde 2006, 47 ya concluyeron sin consecuencias para la policía estadounidense, tan sólo 9 de éstos resultaron favorables por lo que se consiguió ‘el resarcimiento del daño a familiares’ pero no hubo sanción para los oficiales que participaron en los hechos…
De estos 74 casos, 26 fueron mexicanos que perdieron la vida a manos de la Patrulla Fronteriza y 48 por autoridades locales (Departamento de policía; Oficinas del Sheriff o de Caminos): en todos los casos hay un evidente tono de odio racial… sin embargo:
Para Reina Torres, directora general de Protección a mexicanos en el Exterior, de la Secretaría de Relaciones Exteriores: “Es sumamente complicado, nos lo hemos preguntado también cuando hemos visto estos casos. Cuando hay una cuestión de crimen de odio el umbral es muy alto para comprobarlo y nos ha sido difícil en los últimos años y en casos que hemos tenido que efectivamente las autoridades del FBI puedan corroborar que es un crimen de odio”, así que, según Euclides del Moral, director general adjunto de Protección, “de los 74 mexicanos muertos ningún caso se ha llevado por la vía de discriminación racial”…
Muchos de los casos de asesinato de mexicanos a manos de policías estadounidenses tienen que ver con su defensa mediante el uso de piedras…
El 4 de enero de 2010, cerca de Douglas, Arizona, agentes de la patrulla fronteriza asesinaron a Jorge Alfredo Solís Palma de 28 años: en su defensa los policías argumentaron que el mexicano les lanzaba piedras a ellos y a sus perros.
El 8 de junio de 2010 un agente de la patrulla fronteriza asesinó a Sergio Adrián Hernández Güereca, estudiante de secundaria de 14 años: La policía disparó desde territorio estadounidense en contra de un grupo de jóvenes en territorio mexicano. En su defensa dijeron que los jóvenes –les lanzaban piedras.
En noviembre de 2010 un oficial de la Patrulla Fronteriza le disparó por la espalda a Jesús Castro Romo, en su defensa el policía Abel Canales dijo que temió por su vida ya que Castro lo amenazó con una piedra…
El 12 de septiembre de 2012, agentes fronterizos dispararon en dos ocasiones a Guillermo Arévalo Pedroza desde un bote que tripulaban sobre el Río Bravo: en su defensa los policías argumentaron que Arévalo les lanzó piedras.
El 11 de octubre de 2012 un agente fronterizo asesino a José Antonio Elena Rodríguez, de 16 años. Éste recibió 10 impactos de bala en la parte posterior de la cabeza. Los policías dijeron que el muchacho les tiraba piedras a través de la cerca divisoria de la frontera…
El último caso es el de Zambrano Montes, quien el 10 de febrero pasado fue asesinado por usar piedras… Y cierto. A la vista lo ocurrido ahí fue un asesinato.
En contra de mexicanos, “la policía estadounidense ha recurrido a armas de fuego, a choques eléctricos, ahogamiento y aplastamiento por caballos para ‘someter’ a las víctimas.” (SRE)
Y aun así, la tibieza con la que la Cancillería mexicana y el gobierno federal en general, acusan pero no defiende. Es así que bajo toda circunstancia los policías involucrados en el asesinato de mexicanos no han sido sometidos a la justicia y sí han salido airosos del problema que, en el caso de los mexicanos, no es problema para ellos.
El presidente Enrique Peña Nieto se dijo indignado por el caso de Zambrano. Bien. ¿Y luego? Naturalmente el gobierno de EUA poco caso hace a reclamos aunque no es un asunto de de mayor trascendencia entre ambos países pero sí es un asunto de justicia.
Y en defensa de la justicia, cierta, pronta, expedita, el gobierno de México debe asignar abogados de alto calado en defensa de mexicanos. ¿Cuestan? Si. Pero sin duda los mexicanos preferimos invertir en este gasto de la dignidad y la justicia y no en corruptelas y en la compra de casas personalizadas, como ya se ha visto.
El exceso de diplomacia de la Cancillería que dirige el señor José Antonio Meade puede confundirse con timidez o en ser pusilánime. ¿Lo es? ¿Cuántos policías estadounidenses asesinos están en la cárcel por intermediación del gobierno mexicano? Ninguno.
Y se entiende que toda institución mexicana, todas ellas, están para salvaguardar los intereses y la vida de los mexicanos aquí o allá, en donde sea: documentados o no; trabajadores u profesionistas: ¿Lo hace la institucionalidad mexicana?
OBO