ROMA. El nuevo cardenal mexicano, el arzobispo de Morelia, Alberto Suárez Inda, dijo hoy en Roma que percibe «cierta manipulación política» en el caso de los 43 normalistas desaparecidos en Iguala.

 

«Percibo que hay una cierta manipulación y una cierta tendencia política, de intereses que se aprovechan del dolor de los padres de familia para provocar insurrecciones«, afirmó Suárez Inda en una conferencia de prensa.

 

Aunque expresó que no trató el tema con el papa Francisco, sostuvo que la Iglesia «se ha mantenido en una línea de libertad para analizar y tomar una postura primero en defensa de los derechos humanos» así como de reconocer «la terrible gravedad del crimen«.

 

«La Iglesia en general quiere mantenerse en un plan de mucha seriedad y de mucha serenidad para no ir más allá de los hechos comprobados», comentó.

 

Suárez Inda, que el pasado sábado fue nombrado cardenal por el Papa, deseó que «las cosas se aclaren y se hable con la verdad» en el caso.

 

Los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, en Guerrero, desaparecieron el 26 de septiembre del año pasado.

 

Hace dos semanas, la Fiscalía mexicana aseguró que comprobó científicamente que fueron asesinados e incinerados en un basurero por miembros del cártel Guerreros Unidos al creer que pertenecían al grupo antagónico Los Rojos.

 

Los familiares de los desaparecidos no creen en esta versión y han pedido a las autoridades que, además de continuar en la búsqueda de los jóvenes, investiguen el papel que jugó el Ejército ese día.

 

Corrupción no es exclusiva de México

 

El cardenal se pronunció también sobre la corrupción -«una tentación que puede llegar a cualquier persona»- y pidió que los miembros de la Iglesia sean «testigos verdaderos de honestidad» y «servidores» que deben formar tanto a laicos como a religiosos para que sean honestos.

 

Defendió que «no es un problema en exclusiva de México» y abogó por la formación ética y la evangelización.

 

En este sentido, criticó «la doble vida en los católicos que van a misa y abusan de sus puestos de poder para robar y a veces matar».

 

También llamó la atención sobre el «descrédito de las autoridades en general» y se refirió a «la falta de coherencia de la vida de los hombres de la Iglesia en ocasiones».

 

Pide respeto a derechos humanos de migrantes

 

Preguntado por la migración, el cardenal aseveró que es necesario que «haya un mayor respeto a los derechos humanos».

 

Llamó la atención sobre las familias de los migrantes y sobre los jóvenes que están en las cárceles de Estados Unidos, «prisiones que administran empresas privadas y lo que menos interesa es que excarcelen a los presos, porque pierden el negocio».

 

De éste último, celebró que «la presencia de los hispanos es sangre nueva en la Iglesia de Estados Unidos», país en el que aseguró que casi el 50% de los católicos son de origen hispano y en el que «no hay sacerdote que no sepa español».

 

Morelia, punto y aparte

 

Se refirió a su nombramiento como cardenal como «una llamada a un mayor servicio a la Iglesia universal», sin dejar su labor en la archidiócesis de Morelia, la más grande del convulso estado mexicano de Michoacán, marcado históricamente por la inseguridad, el crimen organizado y la lucha entre cárteles.

 

«No hay que dramatizar, porque hay muchos aspectos muy positivos en la región», dijo al referirse a Morelia, lugar en el que se vive «en un ambiente muy humano, con sobresaltos, que no faltan».  DM