Para toda una generación, su trabajo se ha convertido en parte del soundtrack de su vida gracias a lo que logró junto con su amigo de toda la vida y a quien conoció en la Universidad Iberoamericana, Alejandro González Iñárritu. Primero en WFM 96.9 Magia Digital, y luego en Radioactivo 98.5, Martín Hernández fue la voz que le dio un nuevo estilo a la radio musical en México.

 

A principios del Siglo XXI, su carrera da un giro y entra de lleno en el mundo del cine como diseñador de sonido de la primera película de El Negro, Amores Perros, lo que lo ha llevado a trabajar con cineastas del calibre de Fernando Meirelles, Guillermo del Toro, Roberto Sneider, Sean Penn y Carlos Reygadas, entre otros.

 

Ahora, Martín está en la antesala de obtener el que quizá sea el reconocimiento más importante a nivel mediático en el mundo, el Oscar, gracias a su trabajo en Birdman, por la cual compite por la estatuilla de Mejor Edición de Sonido.

 

En entrevista exclusiva, Hernández platica cuáles son las diferencias entre edición y mezcla de sonido, lo que opina de su nominación y la súbita atención mediática que ha recibido, y de la percepción que se tiene en Hollywood del talento mexicano trabajando en el cine.

 

¿En alguna ocasión pensaste llegar a este momento en el que te encuentras ahora?

No, honestamente no, aunque tampoco sé dónde estoy. La atención mediática que te da una nominación de la Academia de EU es muy distinta, pero es algo que tiene comienzo y final, tiene una fecha de caducidad. La atención mediática de esta magnitud es nueva para mí, pero entiendo que es un paréntesis. Yo como persona tampoco me encuentro en un lugar distinto al de hace unos meses. Pero hay circunstancias que han hecho distinta mi vida. Fundamentalmente sigo haciendo lo mismo que desde hace 15-18 años, y tampoco creo que vaya a ser un parteaguas. En esto eres tan bueno como la última chamba que hiciste.

Siempre has tenido una obsesión con el audio, pero ¿en qué momento se dio tu brinco al cine?

No sé, pero el pretexto más natural fue que Alejandro (González Iñárritu) comenzó a hacer cine, además del hecho de que trabajamos juntos no sólo en el radio, sino que hicimos publicidad también, entonces en ese momento sonaba natural hacer esa colaboración en su primera película. Fue la continuación natural de algo, y aprendimos de eso a la mala y con golpes y dolores de cabeza.

¿Cómo marcó el cine tu infancia? ¿Qué películas recuerdas de entonces que te hayan impactado?

Me llevaban al cine tres veces por semana, así que hay muchas películas en ese sentido. Recuerdo que una que marcó mucho a mi generación se llama Melody, una película británica con guión de Alan Parker, que en México fue muy importante para nosotros. De hecho, creo que Alfonso Cuarón tiene el guión de ese filme, porque fue muy importante para nosotros. Pero también estaban West Side Story, Fiddler on the Roof, The Sound of Music, The King and I, muchos musicales. Había otra película bellísima que se llamó Anónimo Veneciano, cuya música es impresionante. Por ejemplo, las películas de Disney no sé si me gustaban, pues te ponían siempre un poco triste, pero hubo otras, como Infierno en la Torre, La Aventura del Poseidón… hubo mucho cine fantástico.

¿Hay alguna película en particular cuyo sonido te haya inspirado para hacer lo que ahora haces?

Hay muchas, incluso más recientes, como Under The Skin, con Scarlett Johansson, en el que toda la película el sonido tiene un peso muy específico. También está todo lo que hace Gary Rydstrom que como diseñador de sonido lo que hace es para volarle la cabeza a cualquiera. Hay mucho cine que me gusta, pero lo veo como un contexto.

En ese sentido, ¿qué tanta influencia te dejó Star Wars, de la que eres fan?

Yo nací con el Episodio IV, cuyo soundtrack me sé de memoria. Me sé mejor el soundtrack que la película, la cual no he visto tantas veces, pero la música sí. Para mi generación fue un parteaguas ese filme, pero no más que otros filmes que no tienen nada que ver con ese. Hay mucho cine que recuerdo a la par de Star Wars que me llamó la atención.

Martín Hernández¿Cuál es la diferencia entre edición y mezcla de sonido?

Es interesante que la Academia lo haya dividido así porque es una manera más clara de entender el proceso de cine. Tú te sientas con el director a conversar de la película en un cuarto de edición, ven cada escena y la desmenuzan. Todo ese proceso es edición, donde pones efectos, pasos, aire, tráfico, diseño… en ese proceso involucras a un equipo de personas para que te ayuden. Estás construyendo el sonido de la película, pero sabes que ese no va a ser el sonido final, porque llegas a la segunda parte, que es la mezcla de sonido.

En ésta, te sientas en una sala que tiene las dimensiones de un cine, con una consola gigante donde puedes tener todos los canales de tus computadoras donde hiciste la edición, y en ese momento vas a decidir la proporción, el claroscuro, el volumen, la localización de los elementos. Ahí es donde terminas el sonido. Incluso durante la mezcla puedes editar algunas cosas, el detalle fino.

Yo estoy presente en la mezcla, pero no mezclo, sino lo hacen los mixers. Ellos reciben un material que para ellos es nuevo, pero para mí no, entonces tengo que asegurarme que la mezcla final sea lo que queremos.

¿Es complicado hacer que una película suene bien?

Mucho, es muy complicado, pero Alejandro es un director de sonido. Creo que lo mueven más los detonadores sonoros que otra cosa. Es más sonoro que visual.

¿Cómo fue el día que recibiste la nominación, pues estabas en tu programa?

Desde días antes sabía que las nominaciones me iban a tocar en el programa, pero es un poco incómodo estar pendiente de eso porque sabes que hay una posibilidad enorme de que no te nominen y ya. De hecho, la gran posibilidad es que no te nominen y Birdman en vez de 9 nominaciones pudiera tener 7. Una parte de mí quería haberse brincado ese día. Pero estoy haciendo el programa y escucho por los audífonos a la productora, que me avisa que ya habían empezado las nominaciones. En ese momento me salgo y me pongo a ver los monitores, donde aparecen Alfonso Cuarón y J.J. Abrams dando los nombres y veo el mío. Y luego luego todo mundo te habla, Alejandro habló al programa… es emocionante y es bonito.

¿Cómo se percibe al talento mexicano fuera del país? ¿Se les sigue viendo como mexicanos o ya como talento universal?

Creo que no hay una unidad de percepción, no hay una sola percepción. No hay una percepción del pueblo estadounidense, pero yo que sí creo es que hay una percepción dignificada del trabajo. El que trabaja y es serio y profesional tiene un valor particular en ciertas culturas. Alejandro, por ejemplo, ha ganado una posición dentro de su trabajo que le permite, en su núcleo, tener este respeto de directores, productores, y lo mismo se puede aplicar para Alfonso o Guillermo.

¿Crees que noticias como las nominaciones a mexicanos le caen bien al ánimo del país?

Sí, tiene que ver, y es mejor ser parte de una buena noticia que de una mala noticia. En el fondo la vida no cambia mucho por esas noticias, pero si funciona en el estado anímico, qué bueno. Hay tantas cosas que funcionan mal que deberían funcionar mejor. A veces es necesaria esa palmada en la espalda, un abrazo… esto es eso, un abrazo. Pero por el posicionamiento mediático que tiene esta en particular, el abrazo es muy grande, muy vasto, y entonces hay que compartirlo. Pero es necesario que haya algún tipo de aliciente mediático. Si este es uno de ellos, bienvenido.

¿Has visto el trabajo de los que compiten contigo en tu categoría? ¿Hay alguno que veas como fuerte competencia?

Todos excepto el de Unbroken. Y yo creo que todos son fuertes. La selección en particular la agradeces a quien sea que haya sido el o los encargados de decidir eso. Ninguno de ellos me parece a mí, porque no puedes comparar, que es mejor que otro. Hay películas que le pueden gustar más a una persona que a otra, pero esa decisión es individual.

¿Te has visto subiendo a recibir el Oscar? ¿ya tienes preparado tu discurso?

No, nada, para nada. No quiero ni pensar en eso (risas).

 

Finalmente, ¿cómo te sientes a seis meses de haber regresado a la radio y en algo que está fuera de tu zona de confort?

Muy contento, porque puedo aprender. Si no pudiera aprender estaría muy aburrido. He aprendido mucho de Sopitas y Rulo, creo que me han dado una muy buena perspectiva de las cosas a través de ellos. Estoy aprendiendo a ver cómo puedo entablar yo mi punto de convergencia y ese descubrimiento es un ejercicio de todos los días. La reacción ha sido muy buena y eso me prende, no me imaginé que fuera a tener ni este recibimiento ni esta dinámica, porque es muy difícil concretar una conversación entre tres voces, que sea armónica, que tenga gracia. Me emociona mucho y espero que dure muchos años. Fue parte de lo que me motivó a regresar a la radio, pues no tenía ganas de volver a hacer un programa yo solo. No quería regresar a esa parte porque no hay ninguna deuda pendiente ahí, pero esta es otra cosa.