El desarrollo de talento humano es la tendencia que hoy cimienta el desarrollo económico de los países. Además del conocimiento técnico, los profesionistas deben tener muy desarrolladas sus capacidades creativas, de innovación y de visión para satisfacer necesidades de mercado o, incluso, atender rezagos sociales mediante innovadores modelos de negocio con impacto social.
Desde hace años el mundo ha venido transformando los paradigmas educativos canalizando mayor inversión e incorporando nuevos modelos basados en tecnología a efecto de potenciar los alcances académicos de sus sistemas públicos de enseñanza, incluso desde los niveles de preescolar.
En México, la educación pública es un modelo que fomenta el aprendizaje a partir de la memorización, no se basa en el uso de nuevas tecnologías, no despierta en los alumnos el gusto por la lectura y, en términos generales, no procura el desarrollo de habilidades como la curiosidad, el razonamiento reflexivo y la innovación como base de generación de nuevas ideas.
Cierto. No sería justo generalizar. Hay maestros en la educación pública con oficio y compromiso de docente, pero no son la mayoría. También existen niños y jóvenes con talento innato y con habilidades de indagación para innovar que, a pesar de la educación pública básica, logran destacar.
En México la educación pública no fomenta en los niños la habilidad de descubrir conocimiento a partir de la información disponible. No se basa en principios constructivistas que permitan al niño enriquecer o modificar ideas a partir de la investigación y la discusión.
Algunas escuelas privadas de educación básica privada -no todas- sí lo hacen en el país. Favorecen el razonamiento de los niños en vez de la memorización, empujan a los alumnos a razonar y cuestionar. La enseñanza de las matemáticas, por ejemplo, se basa más en el razonamiento lógico y no en modelos cimentados en sonsonetes para memorizar las tablas de multiplicar, como en la educación pública.
La tecnología es utilizada en algunas primarias privadas como una plataforma para alentar a los niños a descubrir conocimiento, procesarlo y, a partir del intercambio de ideas, generar nuevo conocimiento. En la educación pública, no existe un modelo formal y exitoso en ese sentido.
Algunas escuelas privadas enseñan el idioma inglés desde la etapa preescolar. En la educación pública cientos, miles de maestros a nivel nacional no tienen idea de este idioma y están encargados de enseñarlo a los niños.
Por increíble que parezca, en México, a pesar de tener una frontera continental de 3 mil 153 kilómetros con Estados Unidos, sólo 2% de la población domina el idioma inglés, lengua con la cual el mundo se comunica a diario en temas relacionados con negocios, educación, investigación científica, innovación tecnológica, desarrollo industrial…
A la luz de todo lo anterior cobra un giro tétricamente cómico la demagogia oficial que habla con optimismo del ‘próximo desarrollo social y económico de México’.
Para que México aspire a ser un país con franco desarrollo social y económico deberíamos por empezar a cuestionar la labor del secretario de Educación Pública, un funcionario que pareciera hacer absolutamente nada, sólo, quizá, mal administrar un conflicto magisterial.