Además de ser el máximo premio que aspiran los actores de Hollywood, la ceremonia de la entrega del Oscar es la oportunidad para lucir y deslumbrar por el vestuario y accesorios en la alfombra roja.
En los últimos 15 años, este evento previo a la ceremonia se ha convertido en una tradición, en la que los invitados llegan a invertir hasta millones de dólares en su vestuario, accesorios, tratamientos faciales y dietéticos, maquillaje, peluquería y bronceado. Y todo para obtener el título de “la o el mejor vestido de la noche”.
La Academia utilizó por primera vez este tapiz en la ceremonia de premiación de 1961. Sin embrago, el fin de ésta no fue la de enaltecer a quien pasaba por ahí, sino guiar a los actores hasta el teatro donde se realizaría la premiación, en ese entonces el teatro Pantages. Los televidentes no podían distinguiré el color de la alfombra porque la televisión aún se sintonizaba en blanco y negro. Durante cerca 30 años, en la alfombra no había interacción entre los actores, la prensa y el público.
Hasta los años 90, ninguna televisora se había interesado en transmitir la crónica del paso de los actores por la alfombra roja. E! fue las primeras cadenas de televisión que dedicó un espacio el denominado “pre-show” del Oscar. Especialistas criticaban los estilos y vestuarios de quienes arribaban.
En 2003, los organizadores cancelaron la alfombra roja por considerarla inapropiada, luego de que las tropas estadunidenses invadieran Irak. Las manifestaciones en contra de la guerra se reflejaron en los vestidos negros de las actrices y la sobriedad del acto. Para esa edición, se incrementaron las medidas de seguridad alrededor del recinto.
Con el paso de los años, la transmisión de la alfombra roja ha resultado rentable para las cadenas de televisión. En la edición pasada del Oscar, la ABC sumó 33.3 millones de espectadores en Estados Unidos, sólo durante el arribo de los invitados.
De los preparativos al desfile
La semana previa a la entrega, cerca de 350 trabajadores están involucrados en los preparativos (alfombra, estatuillas, gradas, estructuras, limpieza y pintura general). Los cortes a la circulación alrededor del teatro Dolby comienzan una semana antes y se reanudan dos días después de la entrega.
Tres días antes de la ceremonia, la empresa American Turf and Carpet es la encargada de colocar los 150 metros por 10 de ancho de alfombra a lo largo de Hollywood Boulevard. El primer paso es desenrollar el primer segmento de la alfombra. Para conseguir que mida 10 metros de ancho, se monta un segundo segmento, el cual debe estar perfectamente unido. Para que el efecto visual sea de sólo una pieza se realizan cortes, se pega, se plancha y se aspira. Con el fin de protegerla hasta el día de la ceremonia, los trabajadores colocan un plástico protector y la rodean con vallas.
Además de la alfombra, los preparativos involucran esculturas de fibra de vidrio de la estatuilla, cuya medida es de dos metros aproximadamente. Éstas conforman toda la contextualización e imagen de la ceremonia.
Para asegurar que el día de la ceremonia todo salga “perfecto”, modelos contratadas por la Academia realizan ensayos de cómo se espera que lleguen los invitados, el discurso del anfitrión y la entrega de las estatuillas por categorías.
El día de la premiación, los preparativos comienzan desde las 4:00 horas, con cortes a la circulación en los alrededores y las pruebas de las limosinas que transportarán a los actores. Desde las 15:00 hora local, los invitados comienzan a llegar al teatro Dolby, aunque los nominados y presentadores, comúnmente, son los últimos en arribar.
El show de la alfombra roja comienza con la llegada de las limosinas de lujo. Éstas se encargan de transportar a los invitados a l recinto, justo en la intersección de la Highland Avenue y Hollywood Boulevard. Al abrir la puerta, los actores de inmediato ponen los pies en el tapiz rojo.
Tras su arribo, los actores deben pasar a la “carpa de registro”. Ahí, miembros del comité organizador entregan los boletos de entrada y comunican a los invitados el protocolo de seguridad. Después, comienza el verdadero glamour.
Los siguientes metros de la alfombra roja son para que los actores hablen frente a los cerca de 350 medios de comunicación sobre el diseño de sus vestidos, los accesorios y su sentir minutos antes de la premiación. Además de ser captados por los más de 100 lentes de las cámaras fotográficas.
Después de rodearse de camas y ser el foco de atención, los actores arriban al Teatro Dolby. Atraviesan una cortina dorada y suben una escalera que los conduce al escenario, donde se define a los grandes triunfadores de la noche. Una vez dentro, cada uno debe ubicarse según su asiento asignado de acuerdo a su nominación o participación en la ceremonia.
El teatro cuenta con una capacidad para 3 mil 400 personas. En caso de que existan ausencias, los organizadores resuelven el problema con los llamados “llenadores de asientos”, 150 personas seleccionadas para que las butacas del teatro no luzcan vacías. Éstas deben cumplir requisitos de etiqueta, mantener un perfil bajo y no llamar la atención de las cámaras.
Los vestidos que han hecho historia
La alfombra roja siempre refiere a los vestidos de las actrices. A lo largo de 86 adiciones de la ceremonia del Oscar muchas actrices han dejado huella en la alfombra roja por su elegancia y estilo, entre los que destacan los vestidos de Audrey Hepburn, Grace Kelly, Elizabeth Taylor, Julia Roberts, Kate Hudson, Naomi Watt, Michelle Williams, Penélope Cruz, entre otras.
En la ceremonia del Oscar de 1954, Audrey Hepburn encantó a todos con su vestido de encaje blanco con bordados de flores de Givenchy, una readaptación del vestido de novia que usó en la película Vacaciones en Roma, cinta por la que obtuvo la estatuilla como Mejor Actriz.
Cinco años después, Elizabeth Taylor sorprendió con su vestido Christian Dior, en tres colores: el corset en verde limón, un cinturón verde olivo con una flor en color rojo y la falda blanca con flores bordadas en verde.
Ya entrados los años 2000, los vestidos rosa pastel Ralph Lauren de Gwyneth Paltrow, el Valentino negro de Julia Roberts en 2001, el vestido con transparencias de Halle Berry en 2002, el Versace vintage de Kate Hudson, el vestido Pierre Balmain vintage con el que Penélope Cruz recogió su premio a Mejor Actriz de Reparto por Vicky Cristina Barcelona en 2009 y los de Mila Kunis, Sandra Bullock y Cate Blanchett en 2011, se han convertido en los mejores vestidos de la época.