En materia comercial el gobierno brasileño no tiene palabra. Eso ya lo sabía el gobierno de Felipe Calderón cuando aceptó en 2012 renegociar con los brasileños el acuerdo existente de libre comercio automotor, por uno de tres años con cupos limitados para la importación de vehículos mexicanos en Brasil.

 

Hoy viernes cuando se inician en Brasilia las negociaciones entre funcionarios mexicanos y brasileños volverá a confirmarse esta misma realidad: El gobierno de Brasil no solo no está dispuesto a abrir su mercado a la importación de vehículos mexicanos –como lo firmó en el Acuerdo de Complementación Económica (ACE 55)- sino que incluso pretende reducir el cupo de importaciones de vehículos desde México para que, desde esa posición, intente negociar un tratado comercial más amplio con México, tratado que difícilmente se concretará en el horizonte cercano y mucho menos con estos antecedentes de falta de credibilidad.

 

EFE_Planta Brasil

 

El gobierno de Dilma Rousseff -que está metido en serios problemas económicos y comerciales desde hace algún tiempo- está buscando reducir al mínimo el déficit comercial en vehículos y autopartes que tiene con México y que en 2014 ascendió a unos mil 200 millones de dólares.

 

En 2012 el gobierno mexicano cedió ante las presiones del gobierno brasileño para renegociar el acuerdo conocido como ACE 55, deshaciendo el libre comercio automotor entre ambas naciones y aceptando cupos que limitan la exportación automotor mexicana a Brasil para los años 2013, 2014 y 2015. En aquel momento la idea del gobierno mexicano era que este acuerdo sería transitorio para que en 2016 se volviera al libre comercio bajo el amparo del ACE 55.

 

En aquella ocasión comentamos que era altamente improbable que el gobierno brasileño respetara el acuerdo de volver al libre comercio en 2016 una vez que México había aceptado estos cupos. La razón era evidente: Brasil busca ampliar estos plazos y cupos para que en el ejercicio de su política industrial proteccionista, sea capaz de desarrollar una industria automotriz de exportación que compita frontalmente con México por el mercado latinoamericano y global.

 

Pues bien, aquel presagio está a punto de cumplirse.

 

Así que de acuerdo con estos antecedentes todo pinta para que las negociaciones que hoy inician entre ambos gobiernos terminen –si el gobierno mexicano vuelve a ceder como ocurrió en 2012- con una reducción en el cupo de importaciones de vehículos y autopartes mexicanas que para este año es de mil 640 millones de dólares.

 

Así que el libre comercio automotor entre Brasil y México ya parece ser cosa del pasado; por lo que la industria automotriz del país tendrá que mirar hacia otros horizontes para seguir creciendo.

 

 

CUESTIÓN DE CREDIBILIDAD. El Banco de México y las cifras han confirmado lo que hemos dicho desde hace tiempo: La economía crecerá poco en 2014 y en 2015 la expectativa no es mucho mejor, el mercado interno no despega por falta de crecimiento del ingreso personal, el gasto público no alentó el crecimiento, el impacto de las reformas no llegan y el deterioro social y político sí es un factor a tomar en cuenta. Algunos comentaristas ‘oficiales’ y timoratos hoy lo repiten, pero hace poco tachaban estos comentarios como mal intencionados, sin fundamento y de un pesimismo recalcitrante.