Los analistas económicos ya no creen en el slogan ‘Mover a México’ que el gobierno de Enrique Peña Nieto se empeñó en difundir desde el inicio de su sexenio.
En los dos primeros años de su gobierno la economía no se movió como lo prometió en sus discursos y ahora tampoco esperan que ocurra en este año y en el siguiente. No por lo menos al ritmo que dijo que ocurriría derivado de la implementación de las reformas económicas y del gasto público basado en un mayor endeudamiento.
El crecimiento de 1.1% en 2013 y de 2.1% el año pasado fueron decepcionantes frente a las expectativas que el gobierno de Peña Nieto había pregonado en los medios de comunicación dentro y, especialmente, fuera de las fronteras.
Así que para 2015 los economistas del sector privado desde el inicio del año se alejaron de las expectativas oficiales que marcó el gobierno de Enrique Peña Nieto. De acuerdo a la encuesta que realiza Banamex esperan un crecimiento alrededor de 3.1% siguiendo las expectativas que el banco central dio a conocer en su más reciente informe trimestral. La secretaría de Hacienda ha mantenido su pronóstico de crecimiento en 3.7%, la media del rango de 3.2 a 4.2% que estableció.
La credibilidad en los objetivos económicos del gobierno se ha desplomado entre los agentes económicos después de que –como en el cuento del pastorcillo mentiroso- una y otra vez los buenos augurios del gobierno sobre el crecimiento económico resultaron falsos.
La semana pasada el propio secretario de Hacienda, Luis Videgaray, reconoció en una entrevista con el diario británico Financial Times la importancia de recuperar la confianza perdida; confianza que tendría que reconstruirse a partir de los propios pronósticos que ahora elabora la dependencia a su cargo.
Ya la Auditoría Superior de la Federación (ASF) levantó la mano en este tema. En su más reciente informe de la cuenta pública 2013 la ASF sugirió reformar la Ley Federal de Presupuesto para que sea el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, INEGI, como entidad autónoma, en quién recaiga la responsabilidad de realizar estos pronósticos económicos relevantes para la elaboración anual del presupuesto público y para la determinación de la deuda y del déficit públicos; indicadores que –por cierto- crecieron fuertemente en los últimos dos años.
La desconfianza de que el gobierno ‘moverá’ a la economía en 2016 es aún mayor entre los analistas privados a pesar de que en los planes gubernamentales se esperaba que el próximo año se viera cristalizados los efectos positivos de la reforma energética en la inversión privada.
Con todo, para los analistas privados la economía mexicana solo crecerá 3.5% en el cuarto año de gobierno del presidente Peña Nieto, muy lejos del 5% que se había prometido inicialmente.
Incluso si se toma en cuenta a los analistas privados más acertados con sus pronósticos sobre el crecimiento económico en el último año -como Signum Research, Finamex o Multiva- el crecimiento esperado para 2016 promedia 3.4% y para este año apenas supera el 2.8%; mucho más alejados de los pronósticos oficiales que se han convertido en membretes con nula influencia práctica.
Por los resultados, aquel slogan de ‘Mover a México’ con mayor crecimiento económico ha quedado en el olvido para los analistas del sector privado. Y como en el cuento del pastorcillo mentiroso la confianza simplemente se evaporó.