Los escritores latinoamericanos no pueden ser testigos pasivos de la violencia existente hoy en la región, sino que han de ser cronistas de lo que acontece, dijo hoy el escritor nicaragüense Sergio Ramírez al recibir en México el Premio Internacional Carlos Fuentes a la creación literaria.
“Los escritores latinoamericanos somos cronistas de hechos y debemos registrarlos, exponerlos a la luz pública, iluminarlos, somos testigos privilegiados de las ocurrencias de la vida cotidiana trastocada por la violencia, el miedo, la inseguridad, la corrupción, las grandes deficiencias del Estado de derecho, somos testigos de cargo”, apuntó el autor.
En su discurso de agradecimiento, el nicaragüense dijo que la violencia en su país y en América Latina “no es una violencia que busca transformar la sociedad para hacerla mas justa, sino una violencia criminal para envilecerla”, pero ambas “tienen la misma raíz, porque se alimentan de la pobreza”.
Por ello, puesto que “el mundo debe de ser interrogado una y otra vez desde los libros“, los autores han de utilizar esa “tribuna” que les da la literatura, no “para convencer a nadie sobre credos y propuestas ideológicas, sino para hacer preguntas”.
Al estilo de Carlos Fuentes
“Cuando el escritor se expresa como ciudadano desde la tribuna que le da la literatura, su voz se multiplica porque es escuchado. Está ejerciendo entonces su primer deber cívico, como enseñó (Carlos) Fuentes, que es el de nunca callarse frente a las injusticias, las imposiciones y las ignominias”, apuntó.
Y es que, en su opinión, así es como vivió y actuó Carlos Fuentes, quien vio “siempre en la historia una fuente de imaginación que nunca se agota”.
“Desde su investidura de novelista supo que la vida contemporánea debe estar sujeta a una revisión crítica e incesante y que bajo ese prisma debe ser vista también la historia, no solo exponer la realidad, también enfrentarla, nunca quedarse como testigo pasivo”, aseveró.
El pasado 11 de noviembre, fecha conmemorativa del nacimiento de Carlos Fuentes, el jurado de este premio le otorgaba a Ramírez el galardón por “conjugar una literatura comprometida con una alta calidad literaria” y por su papel “como intelectual libre y crítico, de alta vocación cívica”.
Hoy lo recibió de manos del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, quien lo calificó como un intelectual que “forma parte del selecto grupo de escritores que ha hecho brillar la literatura Latinoamericana en el mundo”.
“Su vida es la de un hombre congruente que ha entrelazado la palabra con la acción”, dijo sobre el escritor y político que en 1977 encabezó el Grupo de los Doce, formado por intelectuales, empresarios, sacerdotes y dirigentes civiles que apoyaban al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Dicha pasión por la política lo llevó a ser elegido en 1984 vicepresidente de su país.
Testigo de sus tiempos revolucionarios son obras como “Adiós muchachos” (1999), que habla de forma ensayística sobre su participación en la revolución que acabó con el derrocamiento de Anastasio Somoza y la llegada de la democracia.
Maestro-discípulo
En la ceremonia, en la que estuvo presente la viuda de Carlos Fuentes, Silvia Lemus, Ramírez destacó que este premio “pone al maestro delante de su discípulo”.
“De Carlos Fuentes aprendí lecciones de escritura desde aquellos años de mi temprana juventud cuando, en mis primeros viajes a México, bajaba ansioso las escaleras de la librería El sótano para encontrarme con sus libros”, contó.
Ramírez es autor de más de 55 libros, entre novela, cuento, ensayo, testimonio y otros géneros, que han sido traducidos a muchos idiomas, entre ellos portugués, inglés, francés, alemán, italiano, holandés y mandarín.
El jurado del galardón, cuya dotación económica asciende a 250 mil dólares, estuvo integrado por el nobel de literatura peruano Mario Vargas Llosa, los españoles Juan Goytisolo y Soledad Puértolas, así como los mexicanos Gonzalo Celorio y Margo Glantz.
El premio reconoce a quienes “han erigido una gran obra cuyo ingenio y creatividad ha logrado superar las fronteras de tipo social, cultural, lingüístico, étnico, racial, político y económico, y conseguido, con ello, trasladar lo local a una experiencia lectora global”.
Además de los 250 mil dólares con los que está dotado el galardón, Ramírez recibió un diploma y una obra escultórica diseñada por el artista español Vicente Rojo.
Este premio es bianual y el ganador de la primera edición fue Vargas Llosa, quien lo recibió en 2012.