Con la novedad de que los “líderes” del nuevo PRI resultaron delicaditos. Más tardó el cineasta Alejandro González Iñárritu en pronunciar su discurso de agradecimiento, al recibir el domingo el Oscar por la dirección de Birdman -que también fue premiada como Mejor Película-, que lo que tardaron los priistas en reaccionar.

 

El exitoso director mexicano dijo: “Quiero tomar un segundo para dedicar este premio a mis compatriotas de México, y ruego para que podamos encontrar y tener el gobierno que nos merecemos. Y que la generación que está viviendo en Estados Unidos pueda ser tratada con el mismo respeto y dignidad que la gente que llegó antes y ayudó a construir este país de inmigrantes”.

 

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Con mal ocultada indignación, los reformadores estructurales del siglo XXI respondieron de inmediato a González Iñárritu: “Coincidiendo en el orgullo mexicano, es un hecho que, más que merecerlo, estamos construyendo un mejor gobierno.”

 

¿Usted le cree a los priistas? Nosotros tampoco.

 

No faltaron los oportunistas que rápidamente aprovecharon el discurso de González Iñárritu para decir: Es el líder ideológico de la nueva política ciudadana; hombres y mujeres como él, que con su ejemplar trabajo exigen que México salga adelante, y que los gobiernos que están por venir sean los que ya merecemos en nuestro país. Sin ser político, es un líder en la política, desde un ámbito ciudadano.

 

¡Tampoco es para tanto!, exclaman los observadores.

 

AGENDA PREVIA

 

En esas estábamos cuando escuchamos: “Ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización. Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror.” Lo anterior fue escrito por el papa Francisco en respuesta a una carta de la ONG La Alameda, de Argentina, cuyo dirigente -Gustavo Vera- manifestó al pontífice su preocupación por el aumento de la violencia y el narcotráfico en aquel país.

 

¡Órale, priistas, respondan a ese comentario!, urgieron los observadores.

 

Y sin entender bien a bien el asunto, nuestro brillante canciller, José Antonio Meade, respondió: “Manifestamos tristeza y preocupación respecto de los comunicados que se hicieran de una carta privada al papa Francisco. Ya tuvimos un encuentro con el nuncio, enviaremos una nota, y lo que nos genera esta preocupación es que el reto del narcotráfico es compartido… y México ha hecho enormes esfuerzos y ha manifestado gran compromiso”. Y agregó, palabras más, palabras menos: Le voy a decir en la nota diplomática a Su Santidad que más que buscar estigmatizar a México sobre el tema, lo que debiera buscarse son mejores enfoques y mayores espacios de diálogo de lo que hace México y Latinoamérica.

 

¿El berrinche del canciller Meade, quien, por lo visto, no tiene otra preocupación que indignarse -eso sí, diplomáticamente- es porque el jefe de Estado de El Vaticano se refirió al riesgo de que su país natal, Argentina, se “mexicanice” en el asunto del narcotráfico?

 

¿Y cuando el gobierno mexicano hablaba del riesgo de “colombianizarnos”?

 

La verdad no duele, pero incomoda.

 

El Senador Francisco Domínguez fue nombrado oficialmente candidato del PAN a la gubernatura de Querétaro. Pancho, como se le conoce, representa un serio peligro para el PRI ya que es uno de los estados donde la alternancia está latente. Domínguez ha ganado por mayoría todas las elecciones en que ha participado, por ejemplo, para diputado federal, senador y obvio en las urnas cuando fue alcalde de la capital.

 

Si bien el actual gobernador priista ha realizado un buen papel, dicen los que saben que no ha logrado traducirlo en una ventaja para su candidato, al contrario inició con una ligera desventaja. Esta elección no hay que perderla de vista ya que será por demás atractiva. Por un lado, el PRI queriendo refrendar este estado; por otro el PAN intentando recuperarla.