Le Famille Bélier (Dir. Eric Lartigau)
La Familia Bélier (Le Famille Bélier, 2014) sexto largometraje del ecléctico director galo Eric Lartigau, es de esas películas de las que resulta casi imposible salir de malas. Es, sin mucha vuelta, una feel good movie con todas las de la ley, sumamente predecible pero con la habilidad necesaria para eludir el drama (tan recurrente en este tipo de historias) y reemplazarlo con buen humor, música y algo de romance. Lo sé, suena cursi, pero Lartigau sabe su receta y aplica las dosis exactas para que esto no se desbarranque en la ñoñería ni se pierda en el melodrama.
Francia, época actual, la familia Bélier del título está compuesta por mamá, papá y dos hijos, todos sordos excepto la hija mayor, Paula (la debutante Louane Emera, ganadora del César 2015 como mejor actriz promesa) quien habla y escucha perfectamente bien. La familia vive en un pueblo, alejado de la capital francesa, donde tienen una granja y se dedican a la manufactura de quesos artesanales. Paula es el puente de comunicación indispensable de esta familia con el mundo exterior: ella es quien habla con los clientes de su puesto de quesos en la plaza local, media entre su fúrico y algo loco padre al momento en que se pelea con el alcalde (que busca la reelección), e incluso tiene que acompañar a sus padres en sus visitas al doctor, aun cuando se trate del ginecólogo, dando pie a más de una situación chusca.
Con todo Paula es una adolescente común, no es de las más populares de la escuela y probablemente tampoco de las más bonitas, pero lleva una vida normal. Empieza a sentir atracción por un compañero de la escuela y -con tal de estar cerca- entrará a una clase de canto donde su muy particular profesor descubrirá que la chica tiene una voz privilegiada.
Hay un dejo de crueldad en el hecho de que Paula, escucha y voz de esta familia de sordos, no sólo tenga perfecto oído sino que además sepa cantar y lo haga increíblemente bien. Lartigau no busca enfrascarse en drama alguno ni recorrer caminos pedregosos, el conflicto no será la condición de sus padres y hermano sino su propia condición de vida que la mantiene atada a ellos: ¿resultaría egoista abandonar el pueblo para irse a la capital francesa y continuar su carrera como cantante o acaso es su deber como hija quedarse con sus padres para seguir fungiendo como su bastón auditivo?
En medio de todo el conflicto, que incluye su entrampe amoroso con el guapo chico de su escuela y la decisión de su padre por volverse candidato a la alcaldía del pueblo (haciendo aún más indispensable la presencia de Paula en la casa), está la música y el canto, como punto de ebullición y a la vez bálsamo conciliatorio de todas las partes. No sin destreza, Lartigau se enfrenta al clásico reto de todo cineasta que trata estos temas: el silencio, y lo resuelve con gran solvencia armando al menos un par de escenas entrañables donde aquellos sabrán encontrar la forma de escuchar a su hija cantar.
Quien busque oscuridad que vea otra película. Lartigau no busca engañar a nadie y desde un inicio deja claras sus intenciones. La feel good movie como subgénero (si acaso lo es) suele recurrir a las peores artimañas para complacer al público e incluso arrancarle alguna que otra lágrima fácil, pero en La Familia Bélier, el objetivo se consigue sin dramas lacrimógenos, vueltas de tuerca inverosímiles o personajes fuera de la realidad. Una película hecha para complacer al público, sí, pero con inteligencia, encanto y sin chantajes sentimentales.
Le Famille Bélier (Dir. Eric Lartigau)