Servando Gómez Martínez, alias La Tuta, el maestro y agricultor que logró convertirse en el máximo líder del cártel de Los Caballeros Templarios en Michoacán, fue considerado por el ex comisionado Alfredo Castillo como “la cereza del pastel” de las detenciones de grandes capos en la entidad, sin embargo, su captura sucede un mes después de que fuera retirado de su cargo.
El Profe, como también se le conocía, fue uno de los primeros líderes de La Familia Michoacana, por debajo de Nazario Moreno González El Chayo y de José de Jesús Méndez Vargas, El Chango Méndez, el primero abatido en 2014, mientras que el segundo aún enfrenta un proceso que busca extraditarlo a Estados Unidos.
Antes de convertirse en uno de los capos más sanguinarios y temidos del país, La Tuta también se desempeñó como agricultor.
Pese que en algún momento de su vida creó centros de rehabilitación y ayuda para jóvenes drogadictos, terminó convirtiéndose en traficante de estupefacientes, el inicio de su carrera delictiva.
Aunque durante la estancia de Castillo se logró la inhabilitación de 32 jefes de plaza y el abatimiento de los principales líderes Templarios: Nazario Moreno González, alias El Chayo y Enrique El Kike Plancarte., La Tuta parecía estar siempre fuera del alcance de todas las fuerzas federales.
Se dice que para evitarlo, se escondía en los matorrales, viajaba en mula y hasta robaba animales para alimentarse.
En 2014, después de la detención de Joaquín El Chapo Guzmán, Servando Gómez se convirtió en el delincuente más buscado del país, desatando en más de una ocasión el rumor de su captura.
Su figura incluso estuvo cubierta por rumores de que para evitar ser detenido había cambiado de rostro y voz mediante cirugía.
Aunque no se conocía su paradero, La Tuta siempre se mantuvo presente mediante videos y audios que él mismo difundía y que se volvieron un distintivo de su carrera criminal, pues en ellos incluso llegaba a mostrar su lado mas humano.
“Soy un delincuente, reconozco, me equivoque”, asegura en un audio que salió a la luz el 28 de octubre de 2014, mismo en el que dijo no pedir clemencia ni benevolencia para su persona.
En una grabación posterior el 19 de noviembre, advirtió que buscaba cambiar de personalidad para evitar ser aprehendido y “durar unos cuantos años, si se puede”, además de unirse a la esperanza de que los 43 estudiantes aparezcan con vida.
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