ROMA. Odaliscas y geishas, cubiertas de sedas, decoraciones florales y bordados dorados, así se presenta la mujer que ha inspirado a Roberto Cavalli para la colección de otoño-invierno que presentó en la cuarta jornada de la Semana de la Moda femenina de Milán.

 

Cavalli está a punto de vender una buena parte de la sociedad al fondo privado Clessidra para tener una mayor distribución en los mercados emergentes como China y el resto de Asia, y su colección pareció ser un guiño a esta perspectiva.

 

La colección presentó pocos estampados inspirados en la naturaleza y los animales -una de las marcas de la casa- para utilizar decoraciones de inspiración china con estampados de flores y bordados.

 

Los vestidos larguísimos y ajustados, que recuerdan quimonos de colores rojizos, pero también cortos, así como faldas, con decoraciones que recuerdan los vasos de las dinastías Ming.

 

Sorprenden sus túnicas orientales, formadas de largos velos con el vientre y los hombros al descubierto como elegantes odaliscas.

 

Cavalli repite alguno de los motivos que ha dominado este invierno con abrigos y chalecos de plumas y sobre todo los flecos.

 

Los vestidos largos se adornan con flecos que parten del cuello hasta el suelo y los abrigos se adornan con elegantes plumas blancas.
Los colores vivos de otras temporadas dejan paso a los rojizos, negros y mostaza, que se combinan entre sí.

 

Durante la jornada se produjo el debut de la marca Vivetta, fundada en 2010 por la diseñadora Vivetta Ponti y que sorprendió hoy por sus prendas románticas y poéticas.

 

Los originales estampados de los vestidos y faldas de Vivetta recuerdan a una pequeña Alicia en el país de las maravillas pero en clave psicodélica.

 

La diseñadora se divierte a crear prendas que parecen que se han sobrepuesto unas con otras, como abrigos y faldas con varias capas.

Los azulones, amarillos y fucsias se repiten con varios motivos en sus prendas, mientras que el diseño en macramé de dos manos que se entrelazan en la cintura, es otro de talle del mundo fantástico de esta diseñadora.

 

Bottega Veneta cubrió con estampados de pequeños cuadros y de puntos toda su colección.

 

La chaqueta, pantalón y camisa de sus trajes elegantes se llevan con el mismo estampado de pequeños “pois” que parecen formar una prenda única.

 

Los pantalones, de pequeños cuadros y de colores vivos como el verde y el violeta, se llevan por encima de la cintura conjuntados con camisas de raso.

 

La gabardina de piel en su parte inferior y de plástica transparente en la superior, es otro de los juegos geométricos y de materiales usados por la casa.
Por otra parte frente a la psicodélica y los estampados orientales, llegó la colección de la marca Jill Sander, que se caracterizó por la sobriedad de sus modelos de corte recto, colores oscuros, verdes, azules y negros.

 

Las faldas largas, casi hasta los tobillos, acompañadas de abrigos también largos, abrochados como si fueran cómodos albornoces, es lo más desacatado de esta casa en las pasarelas milanesas. (Con información de EFE)

 

GH