El cansado procurador general de la República irá a descansar a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Sedatu, en donde -aparentemente- no hay mucho qué hacer. Jorge Carlos Ramírez Marín, quien desde el arranque de la actual administración soñó con ser secretario de Agricultura, se conformó con una diputación “pluri”, con la promesa de que lo harán “pastor del rebaño” tricolor en la próxima legislatura.

 

Los observadores preguntan: ¿Jesús Murillo Karam se cayó para arriba o nada más se cayó? ¿Lo castigaron en el cuasi exilio político con la titularidad de una dependencia buena para nada o fue un mínimo premio de consolación para que se reponga del cansancio provocado por sus enormes e inútiles esfuerzos para hacer creíble una cuasi increíble “verdad histórica”? ¡Difícil de responder!

 

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Por lo pronto, quienes tuvieron la oportunidad de presenciar por televisión la ceremonia del cambio de estafeta, no pudieron contener el llanto, pero por la emoción. ¡Qué discursos! ¡Qué política poética! A cual más brillaron los oradores, tanto el presidente Enrique Peña Nieto como el funcionario saliente y el entrante:

 

Le dijo Jorge Carlos Ramírez Marín al presidente Peña Nieto: Yo sostengo, y he comprobado en la Sedatu que la derrota más seria de la política es cuando se vuelve políticamente incorrecto ser optimista. Y eso va mermando primero la esperanza y después termina desanimando el esfuerzo, lo que puede ser muy grave. Afortunadamente, tengo el honor de ser parte de un equipo que con todas las consecuencias, desafía esa clase de política, construye una política fundada, precisamente, en el derecho a creer que siempre se puede mejorar, sobre todo, cuando se trata de los asuntos públicos y de los ciudadanos de México. Si no hubiéramos tenido esa creencia, si quien nos dirige no fuera ferviente seguidor de esta creencia y esta política, hoy seguiríamos haciendo casas de 30 metros y no de 45 como se hacen ahora.

 

Y fue por más don Jorge: Es un honor y una fortuna entregar esta estafeta a un hombre forjado en la cimiente de esta Secretaría, como lo fue la Reforma Agraria; Jesús Murillo Karam; a la fecha, es recordado por trabajadores, por organizaciones, como el político inteligente que fue capaz de construir acuerdos en los difíciles momentos del 76, cuando todo el país estaba prácticamente tomado por organizaciones campesinas, y el inteligente funcionario que supo poner orden a una Secretaría, y aplicar los principios del Artículo 27 recién reformado. (¿Alguien se acordaba qué hizo Murillo Karam hace casi 40 años? La neta que muy poquitos.

 

Y remató el poeta, perdón, Jorge Carlos: Creer es todo. Soñar no es creer. ¡Párale, párale!, le pidieron algunos de los asistentes que estaban a punto de llorar.

 

Jesús Murillo Karam, que nada tiene de poeta, habló de la justicia y la felicidad: “Un propósito central de la organización de los hombres, es buscar justicia. Y buscar la justicia, es tener una calidad de vida similar, oportunidades para todos y posibilidades de algo que a lo mejor suena dentro de la filosofía, pero que hoy, Jorge Carlos ha planteado muy bien; el derecho a ser feliz. Y una casa, un espacio, un espacio digno donde se pueda caminar, donde se pueda vivir, es, indudablemente, de quien sueña despierto y de quien sueña dormido. Pero lo que se requiere para que esos sueños, dormido o despierto, puedan convertirse en tabiques, en construcciones, en posibilidades, en oportunidades, es alguien que tenga la valentía de plantear lo que es necesario para poderlo sacar adelante…”

 

Y remató: Yo le agradezco, señor Presidente, que me dé la oportunidad de ayudarle a un reformador, a un constructor, a un soñador, a poder hacer el México que pretende ser.

 

¡Qué suerte haber sido testigo -aunque como simple y modesto televidente- de un acto de trascendencia histórica!, exclaman los observadores.

 

¡México, creo en ti!