Los bajos salarios y calidad en los empleos han impedido que México eleve sus niveles de competitividad y logre avanzar de ser un país manufacturero y de servicios, a una economía productora de innovación y altamente especializada alertó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
“La limitada generación de empleos de calidad y la persistencia de los bajos salarios en México están relacionadas con un mayor problema de calidad y productividad de la fuerza laboral. México enfrenta un dilema como país de ingreso medio con una fuerza labor poco calificada. Un creciente número de jóvenes que ingresan a la fuerza laboral en México no posee las habilidades requeridas por el sector productivo”, señala el estudio más reciente del BID “Construyendo un sistema de aprendizaje a lo largo de la vida en México”.
De acuerdo con cifras del reporte 2014-2015 del Foro Económico Mundial (WEF), México ocupa el lugar 61 en un ranking de competitividad global que incluye a 144 países. Para el organismo internacional, el aspecto que más pesa sobre la competitividad no es la “escasa” acumulación de factores de crecimiento, sino el bajo nivel de productividad.
La productividad como sinónimo de rendimiento, quiere decir la capacidad que tiene un país para generar bienes o servicios a partir de los recursos con los que cuente. En los trabajadores se mide por la cantidad de bienes que generen en menor cantidad de tiempo y con mayor calidad. Entre más especializada sea la producción (tecnología, por ejemplo) tendrá más valor y podrá generar mayores ganancias.
Por separado, el BID comparó los niveles de productividad alcanzados por México y los países asiáticos (como China e India) en la última mitad del siglo pasado, con los de Estados Unidos.
De acuerdo con este análisis la productividad laboral de México disminuyó 9.4 puntos en 40 años mientras que la de los países asiáticos se incrementó 39 puntos; eso a pesar de que el país mantuvo un crecimiento anual constante de 0.55% entre 2005 y 2012.
Esto quiere decir que se requieren cuatro mexicanos para realizar el trabajo de un estadunidense; dos para producir lo de un coreano y cinco para sustituir a un trabajador irlandés.
Divorcio entre escuela y empresa
El BID alertó del divorcio entre la capacitación continua y la formación de los trabajadores con las necesidades del mercado laboral. Esta separación, aunado a los bajos salarios y calidad en el empleo, influye directamente en que el país no cuente con los profesionales que necesita para convertirse en una economía competitiva.
Entre otros problemas, encontró que el país no ha implementado un modelo de educación por competencias y capacitación constante que permita a los jóvenes salir preparados de la escuela para poder incorporarse al mercado productivo. Aunad a esto, sólo 1 de cada 3 trabajadores recibe capacitación durante su vida laboral.
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