Era inevitable. En Pumas empiezan a afilar la guillotina. El técnico Guillermo Vázquez sabe que las derrotas y los goles que le llueven a Universidad lo tienen al borde de pertenecer al club de los desempleados.

 

Lo sucedido en la cancha de Jaguares durante la última fecha de la fase de grupos de la Copa MX lo ejemplifica. Universidad se tragó una derrota de 3-1, que sumada a la consumada en Ciudad Universitaria ocho días antes suman un total de 6-1. Una tunda completa contra el equipo felino que además tuvo que cargar con la eliminación de dicho certamen.

 

En consecuencia, los resultados en contra se abultan y los nombres empiezan a rondar los pasillos de la cantera. Uno en especial que trae coleta y se apellida Palencia. No es para menos. Los pupilos de Guillermo Vázquez acaparan los casilleros reservados a los peores del Clausura 2015 en prácticamente todos los departamentos.

 

Da lo mismo la línea. Pumas ya tocó fondo en la Liga. Es el peor del campeonato con apenas cinco puntos sumados en ocho fechas. Tiene la peor defensiva con 16 tantos recibidos en ocho semanas; no es todo, la ofensiva de los azul y oro está entre las tres peores de la competencia, sin olvidar que pertenecen al rubro de los peores locales y uno de los visitantes con menos unidades conseguidas; sin olvidar que sólo contando sus últimos cuatro partidos de Liga y dos de Copa, Universidad recibió 16 tantos y sólo convirtió dos, recalcando que perdió esos seis cotejos, una lista interminable de dolor.

 

Guillermo Vázquez llegó a Pumas en la fecha seis del torneo de Apertura 2014 para rescatarlo de una cadena de fracasos que en aquel momento arrastraba el técnico en turno, José Luis Trejo. Al final de la campaña, Vázquez alcanzó a meter a Universidad a la Liguilla, aunque sólo pudo ganar un partido en el Olímpico Universitario, y ya en la fiesta grande fueron eliminados en cuartos de final por el América.

 

Desde entonces, Guillermo Vázquez ha dirigido 22 juegos en partidos de Liga a Pumas (incluidos dos de Liguilla) con un balance que apenas da tablas entre encuentros ganados y perdidos, con siete triunfos y siete derrotas, además de ocho empates.

 

El problema por supuesto, que en un principio pareció solución, se agudizó en la presente competencia, en que los felinos apenas han conseguido un triunfo, dos empates y cinco derrotas, lo que arroja un deprimente 21% de productividad, suficiente para poner nerviosos a cualquiera en los altos mandos del cuadro universitario, que con el torneo de Copa vieron empeorar su situación, y es que más allá de la crisis en la que están inmersos, ahora su técnico empieza a ver cómo su cabeza peligra.

 

Lo peor, el domingo en CU reciben a Morelia, antepenúltimo lugar de la tabla.  Pumas llega obligado, porque en su banca empieza a leerse una fecha de caducidad.