NEVÉ YAACOV. Mohamed Musallan, el joven palestino con nacionalidad israelí de 19 años asesinado por el Estado Islámico (EI), según se observa en una grabación divulgada por el grupo, fue atraído hasta Siria con promesas de dinero y sexo.
En entrevista con EFE, Said Musallam, el padre de Mohamed, hasta ahora la última víctima del EI, afirma que el destino de su hijo quedó decidido tras ser acusado por los miembros del grupo yihadista de espiar para el servicio secreto israelí (Mossad) ya que tenía esa nacionalidad.
“Ese es un viejo mito. Tenemos el pasaporte como muchos otros palestinos y beduinos (del Négev israelí) lo tienen, y no por eso somos agentes del Mossad”, esgrimía con vehemencia Said, quien calificó de “mentira” la colaboración y tachó de forzada la confesión de Mohamed en el video, donde narra su supuesta captación y cómo su padre y uno de sus hermanos le convencieron para hacerlo.
En el diminuto salón de su casa de Nevé Yaacov, un asentamiento judío construido sobre territorio de Jerusalén Este ocupado a los palestinos en 1967, Said enlaza sin descanso una entrevista tras otra con los periodistas que asaltan el domicilio familiar para escuchar de su boca qué llevó a su hijo a unirse a las filas del EI.
Su entereza, quizá forjada sobre el esfuerzo de cambiar del hebreo al árabe y del árabe al hebreo para contestar las incesantes preguntas, contrastan con la de su mujer, aferrada sin consuelo a una de las varias imágenes de su hijo asesinado que recubren muebles, paredes y su pecho en este improvisado homenaje.
“Él estaba bien aquí”, afirma Said. “Pero ellos jugaron con su cabeza, le tentaron con dinero, chicas, sexo, drogas y se fue para allá a luchar“.
La última vez que tuvieron noticias de él fue dos meses atrás a través de una conversación telefónica. Mohamed había decidido volver a casa desde Siria pero en su camino fue interceptado por una partida de milicianos y capturado en las proximidades de la frontera con Turquía, el mismo rumbo que siguió para entrar.
“Recibí la noticia de que lo habían matado de boca de un periodista israelí, no sabíamos nada de él más allá de que estaba detenido cerca de la frontera”, declaró Said.
“Lo han matado para que no se fuera y contará todo lo que había visto (…) ¿Lo podían dejar marchar después de haberle lavado el cerebro, entrenado, dado dinero…. para que después llegara a Israel, fuera detenido y contara todo lo que había visto en Siria?”, se pregunta Said.
Antes de viajar en secreto, Mohamed había terminado la secundaria y tras un tiempo como voluntario en los bomberos y trabajar en un supermercado, estaba a la espera de comenzar sus estudios como mecánico electricista. Nunca había profesado ninguna vinculación con ninguna religión.
“Nosotros no somos religiosos, ni él lo era. Pero le lavaron el cerebro y un buen día se fue. Hasta último momento no dio signos de radicalización y se comportaba normalmente”, explicó.
La ausencia de indicadores coincide con los mentados por las familias y amigos de hombres y mujeres de todo el mundo que han sido detenidos en su camino a las filas del EI o que, en algunos casos, lo han logrado.
El mes pasado el Shin Bet (inteligencia interior israelí), cifraba en una treintena los palestinos de nacionalidad israelí que pusieron rumbo a las zonas controladas por el Estado Islámico, de los que 20 fueron arrestados a su regreso a Israel.
La policía israelí anunció hoy la detención de “numerosas personas” en una redada en la localidad de Yayulia, “por ser sospechosos de organizarse en una banda ilegal afín a islamistas vinculados al EI”.
Tras requisar todo tipo de objetos y documentación, además de testimonios de los detenidos, las autoridades israelíes dejaron en libertad a los sospechosos con excepción de un joven de 20 años.
“En Daesh (acrónimo en árabe para el EI) son muy listos. No dejan entrar a nadie en Siria sin investigarlos, si no eres una buena persona o, por ejemplo, tienes problemas con las drogas, no te dejan entrar”, opina Said.
El líder del EI y autoproclamado califa, Abu Bakr Al Bagdadi, “no es un ser humano. No tiene clemencia ni con los niños”, afirma Said.
“Si eres un hombre”, espeta Said, “contesta a mis preguntas. Mohamed se fue, pero por mí… Somos una familia unida; no dejaré que este ‘perro’ (uno de los peores insultos que se pueden proferir en el mundo musulmán) vuelva a hacerme daño otra vez… Llegará el día en que pagará por esto”. DM