Otra vez el gobierno brasileño se salió con la suya frente a México. Ya lo habíamos anticipado el 20 de febrero pasado (¿Libre comercio con Brasil? ¡Puro cuento chino!) cuando comentamos la renegociación que se llevaría a cabo del viejo acuerdo sobre comercio automotor entre ambas economías y que se conoce como ACE 55. Ahora se puede decir que los resultados de la negociación para México y su pujante industria automotriz dados a conocer este lunes son simplemente malos frente a los brasileños, quienes en materia de negociaciones nos tienen tomada la medida desde hace ya mucho tiempo.

 

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Vea estas tres razones:

 

Primero. El acuerdo reduce el cupo de exportaciones de vehículos ligeros que se había firmado en 2012, año en el que Brasil decidió -unilateralmente- eliminar el libre comercio con México signado por ambos países en el Acuerdo de Complementación Económica (ACE 55). Ahora la industria automotriz del país sólo podrá exportar 1,560 millones de dólares, de los 1,640 millones acordados en 2012 para vehículos ligeros. Si bien este cupo se irá incrementando de manera gradual según este nuevo acuerdo, será hasta 2018 cuando se alcance el cupo de exportaciones mexicanas que ya se había acordado para 2015.

 

Segundo. Otra vez el gobierno brasileño le ha prometido a Ildefonso Guajardo y a su equipo de la Secretaría de Economía el libre comercio automotor con México para 2019… cuando el presidente Peña Nieto ya no ocupe Los Pinos. Es la promesa de un engañador. En 2012, el gobierno brasileño de Dilma Rousseff decidió quebrar su palabra y hacer caso omiso del ACE 55, limitando las exportaciones mexicanas, mientras que el gobierno de Calderón -a punto de dejar el gobierno- decidía no ir a los tribunales internacionales para hacer valer el acuerdo, sino llegar a un acuerdo ‘amistoso’ que en el fondo se plegaba a la decisión brasileña. Ahora ha ocurrido exactamente lo mismo, pero además con un retroceso para una industria mexicana automotriz que produce y exporta mucho más que en 2012. Se ve que los brasileños conocen bien los tiempos de la política y a los políticos mexicanos que le prometen al gobierno mexicano en turno un libre comercio para después de que hayan abandonado Los Pinos.

 

Tercero. En realidad, lo que está detrás de los reiterados incumplimientos brasileños es su batalla con México para obtener la mayor inversión directa posible en el estratégico sector automotriz. Con la reducción de cupos a las exportaciones mexicanas y la imposición de aranceles, Brasil obliga a las grandes automotrices a considerar establecerse en su territorio para abastecer su importante mercado interno y del Cono Sur, particularmente el argentino con quien mantiene aranceles cero. Mientras que para México implica un revés en su carrera por convertirse en un productor automotriz global que pretende encabezar la producción y las exportaciones regionales.

 

Así que, más allá de las anécdotas negociadoras, la decisión e imposición brasileñas sobre el ACE55 es reveladora de las deficiencias mexicanas para diseñar y ejecutar una política industrial estratégica de largo plazo.

 

SÍGALE LA PISTA…

 

Urgidas andan algunas empresas periodísticas del país… y no es para menos. Y es que son reveladoras las frecuentes visitas que en los últimos meses han hecho dueños y directivos de empresas editoriales por las oficinas de medios españoles particularmente por Madrid y Barcelona… por cierto, también necesitados de buscar fortuna en México y Latinoamérica.