MADRID. Lo que durante dos años fue un cómic publicado por entregas por el ilustrador Mark Siegel en el New York Times, alcanzando los 800 mil lectores, se convirtió en 2014 en la novela gráfica “Capitán Twain”, una obra que se publica ahora en español con una historia que “nunca pasará de moda”.
Y no lo hará porque “hay verdad en varios mitos que son perennes”. Así de rotundo se muestra a Efe Siegel al hablar de las sirenas, de sus cantos, y de los marineros que sucumben ante su mágica belleza; en definitiva, al hablar del tema que aborda en esta novela llena de guiños a Joseph Conrad, Herman Melville y Robert Louis Stevenson.
Publicada por la editorial Principal de los Libros, “Capitán Twain” nació como una “lucha interior” que se libraba en su mente durante el trayecto diario que hacía en tren desde casa, cerca de Sleepy Hollow, hacia Manhattan, donde trabaja. Un ring inventado en el que todos los días aparecía “un pequeño capitán hablando con una sirena”.
Pero “no había historia”, como describe, solo existía una “conversación” que, “una mañana”, vivió un giro de 180 grados cuando el capitán le hizo prometer a la criatura legendaria “que no cantara”.
“De repente -añade- pensé que ahí podría haber una historia, comencé a pulirla y aparecieron otros personajes. Me puse a investigar sobre la historia de Nueva York, sobre la del mismo río, las sirenas en el arte y la literatura de la cultura popular y sobre los escritores y poetas del siglo XIX”.
A continuación, según expresa el autor (Michigan, EU, 1967) “se convirtió en un proyecto personal que duró nueve años” y cuyos comienzos fueron en la edición digital del diario New York Times, unos inicios que Siegel compara con las novelas por entregas del siglo XIX.
“En aquel siglo las personas acudían en masa a conseguir la última entrega de Charles Dickens. Hoy en día creo que el equivalente es el webcomic. No sabía si iba a funcionar, pero durante dos años (2000-2012) tuve cerca de 800 mil lectores únicos que seguían la página que se publicaba todos los lunes, miércoles y viernes”, describe.
Seguidores que se encontraron, como reconoce, con historias con referencias literarias o históricas tales que se encuentran en el barco por el que navega el CapitánTwain, el “Lorelei”, que fue llamado así “en honor a la famosa sirena del Rin”, o en el mismo nombre del marino, que “evoca” al escritor estadounidense Mark Twain y a su obra cumbre “Las aventuras de Tom Sawyer”.
“¡No se puede negar que Huck Finn y su vida en el Misisipi han sido inspiraciones poderosas que aparecen en la historia en todo tipo de formas con temas como el de los derechos civiles en particular!”, exclama.
Y, para llenar de vida esta aventura situada en 1887, Siegel tuvo claro que había que hacerlo en blanco y negro, aunque no duda en confesar que también trató “la tinta y los lavados de acuarela”.
“Miré un montón de pintura china clásica con la esperanza de conseguir ese efecto de cosas que aparecen y desaparecen, pero una vez que elegí el carboncillo supe que era perfecto. El cómic está escrito en la edad del humo del carbón, la energía de vapor ondulante, la niebla, la lluvia. No es lo más práctico para los tebeos, pero había que hacerlo así”, dice.
Echando la vista atrás, este amante de las aventuras de Corto Maltés, recuerda cómo antes de pasar al papel vivió anécdotas que le aportaron “mágicos y divertidos” momentos que hicieron que el Capitán Twain “diera el salto al mundo real”.
Situaciones como asistir a que una gran bodega del valle Hudson sacara dos vinos con el nombre “Sailor Twain”, que se celebrara una exposición sobre el libro en la Biblioteca Pública de Nueva York o que se diseñaran joyas basadas en los personajes.