Ante la suspicacia de los “políticos de lento aprendizaje” -Manlio Fabio Beltrones dixit- de que la nueva Ley General de Aguas es privatizadora, y para evitar la maledicencia pública, los diputados del PRI decidieron diferir in-de-fi-ni-da-men-te la discusión de tan importante legislación.

 

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No es la primera vez que el tema del agua se convierte en la manzana de la discordia entre los legisladores; tampoco es la primera vez que se menciona al sector privado como interesado en invertir en ese sector para empezar a solucionar la problemática. Hace nueve años, el ingeniero Carlos Slim recomendó que ante la sobrexplotación de acuíferos, el desperdicio de 40% del líquido y la posibilidad de colapso estructural en diversas zonas de la Ciudad de México, había que pensar en la creación de un organismo autónomo que pudiera convocar a inversiones de entre 50 mil y 60 mil millones de pesos en los próximos tres años -de 2006 a 2009- en un esquema que combinaría subsidios para el 95% de los usuarios y el pago de tarifas comerciales para 5% de “los que consumen agua para hacer negocio”. Pero nadie le hizo caso.

 

En ese mismo año -abril del 2006- durante el IV Foro Mundial del Agua que tuvo lugar en nuestro país, se celebró el Encuentro Mundial de Legisladores del Agua. Obviamente participaron legisladores de todos los partidos políticos de nuestro país y de otras naciones. Al final emitieron la clásica “Declaración” donde decían:

 

“Los diputados y senadores hemos reconocido la importancia vital del agua en el planeta. En este sentido, declaramos:

 

  • El agua no es una mercancía o un recurso fijo. El agua tiene un valor social, ambiental y económico. El agua es un recurso esencial y un bien de dominio público.

 

  • Buscamos que las acciones que cada uno emprendamos localmente, se sumen para conformar un compromiso mundial, en virtud del cual se reconozca a todo ser humano, sin importar el sitio donde haya nacido o viva, el acceso al agua como un derecho esencial.

 

  • Invitamos a los países desarrollados a que apoyen a través de programas de cooperación y solidaridad a los países pobres para abastecer de agua potable a las comunidades marginadas.

 

  • Consideramos que todos los programas de abasto y saneamiento del agua, deben promover la equidad de género y etnia.

 

  • Nos comprometemos a trasladar a nuestros parlamentos la iniciativa de constituir una coalición de integrantes de las comisiones legislativas relacionadas con el agua de los diferentes parlamentos nacionales. Esta coalición trabajará entre otros aspectos, para identificar las necesidades eventuales de enriquecer una legislación internacional con relación al agua, dar seguimiento a los compromisos establecidos en la materia, así como a la búsqueda de presupuestos más sólidos y sin otro interés que el de resolver esta sensible parte de la problemática.

 

  • Reconocemos la existencia de propuestas que emanan de diversos espacios de discusión legislativa internacional y los documentos presentados en este encuentro legislativo internacional, que habrá de continuarse con su análisis y discusión a través de una segunda reunión mundial de legisladores del agua.

 

Ha pasado casi una década, y al menos en México varios de los puntos propuestos parece que sólo fueron “de dientes para afuera”. Más aún, ahora que se propone una nueva Ley de Aguas, los susodichos “políticos de lento aprendizaje” se “cuelgan de las lámparas” porque, dicen, quieren privatizar el agua. Vamos a ver cuántos años difieren la discusión sobre el asunto.

 

AGENDA PREVIA

 

La historia de Carmen Aristegui es de todos conocida. Por más que argumente que es víctima del poder, lo cierto es que el episodio en la que se vio envuelta es una muestra más del menosprecio por la empresa para la que trabajaba. ¿A poco cualquier empleado puede firmar las alianzas con quien quiera sin pedir autorización del dueño de la empresa que la contrata? ¿Qué viene para la ex conductora de MVS? Es probable que enfrente un largo receso, pronostican algunos.