Cuando el pasado 20 de julio Nico Rosberg se coronó en el circuito de Hockenheimring a bordo de un Mercedes, los más patrióticos aficionados alemanes a la Fórmula Uno experimentaron algo cercano a lo de los británicos cuando Andy Murray se impuso en Wimbledon en 2013 (primer local en 77 años) o a lo que los franceses sentirán cuando por fin vuelvan a tener un ciclista campeón de su Tour (lo que no sucede desde 1985 con Bernard Hinault).
Era la primera victoria de un piloto alemán sobre un coche alemán en un Gran Premio alemán desde 1939, carrera recordada por el inminente inicio de la Segunda Guerra Mundial que estallaría seis semanas después; ese día, Rudolf Caracciola, apodado “el amo de la lluvia”, logró llegar primero en su Mercedes.
Grandes pilotos y escuderías germanos correrían en los distintos circuitos que han albergado ese Gran Premio (Hockenheim, Nürburg, Berlín), pero nunca se había repetido tal coincidencia: cuatro victorias de Michael Schumacher, una más de su hermano Ralf Schumacher y otra de Sebastian Vettel, todos ellos en bólidos de ingeniería ajena a su país natal.
Increíblemente, un año después de la coronación de Rosberg en Hockenheimring, no habrá etapa de la Fórmula Uno en territorio teutón.
Cuesta creer que el país que con mayor antelación y cálculo organiza cada uno de sus eventos, sea el que quede fuera de una temporada cuando ésta ya ha arrancado. No obstante, los organizadores admiten que es más el gasto que el beneficio de tener ese Grand Prix, por lo que han optado por renunciar a ella.
Duro golpe, además, para el deporte motor europeo, que ha visto cómo la campaña se desplaza paulatinamente lejos de sus confines. De 19 pruebas de este año, apenas ocho serán en Europa (y eso contando a Sochi, Rusia, en el límite con Asia), lo cual contrasta con las siete de ocho carreras que eran en este continente en los años 50.
La temporada actual va a casi cada rincón del planeta: a Sudamérica en Sao Paulo; a Hispanoamérica en México; al Golfo Pérsico en Abu Dhabi y Bahréin; a Oceanía en Melbourne; al Sureste Asiático en Singapur y Malasia; al Lejano Oriente en Shanghai y Suzuka; a Norteamérica en Austin y Montreal.
Es también el segundo país con más ganadores en la historia del serial, lo cual, sin embargo, ya no supone las audiencias y asistencias de otros tiempos. Por lo que se explica, desde el retiro de Michael Schumacher, la cantidad de aficionados en las gradas ha disminuido, lo cual ni siquiera se revirtió habiendo un piloto local tetracampeón, como Sebastian Vettel.
Nico Rosberg sació el año pasado un tema pendiente para el deporte germano, inconscientes todos de que ahí se cerraba una tradición interrumpida desde 1960, último año en el que no hubo Gran Premio de Alemania en la Fórmula Uno.