JERUSALÉN. El partido nacionalista Likud, que preside el primer ministro Benjamín Netanyahu, ganó las elecciones celebradas ayer martes en Israel, por un claro margen de diferencia sobre la coalición de centro izquierda Campo Sionista, que encabeza el laborista Isaac Herzog.
Según los resultados oficiales difundidos esta madrugada por la Comisión Electoral, al terminar el escrutinio de casi el 100 por ciento de los votos emitidos, el Likud obtiene 29 escaños, y el Campo Sionista 24, resultado que revalidará a Netanyahu al frente del gobierno israelí por tercera vez consecutiva y cuarta en su carrera política.
Netanyahu se impone
Netanyahu se impuso en los comicios celebrados ayer con una clara victoria sobre su inmediato rival, que le permitirán formar un gobierno de derechas con el apoyo de ultra-ortodoxos, que aspira cerrar en 2 o 3 semanas.
Tras una frenética madrugada, en la que poco a poco el escrutinio de votos fue abriendo una brecha entre el conservador Likud y la plataforma de centro-laborismo Campo Sionista, liderada por Isaac Herzog, después de que los sondeos arrojaran un empate técnico de 27 diputados, finalmente el resultado se volcó del lado de Netanyahu.
Con el 99 por ciento de los sufragios escrutados, su formación conservadora se hizo con 30 de los 120 escaños del Parlamento (Kneset), seis por delante del Campo Sionista.
Herzog habló hoy con Netanyahu para felicitarle por su victoria en las elecciones.
“He hablado con el primer ministro y le he felicitado por su victoria, le he deseado suerte pero que quede claro a los ciudadanos de Israel: nada ha cambiado, yo y (Tzipi) Livni seguiremos dirigiendo el Campo Sionista con fuerza e inteligencia como alternativa”, según unas declaraciones que recoge la edición electrónica del diario “Yediot Aharonot”.
Herzog, que hasta el último momento no perdió la esperanza de poder formar gobierno, reconoció su derrota y afirmó que “esta no es una mañana fácil”.
“Los votantes han dado su veredicto, han decidido sobre nosotros como partido, como movimiento, como pueblo (…) y yo por supuesto respeto todo resultado”, agregó.
Otra de las consecuencias de los comicios ha sido la dimisión de la cabeza de partido de izquierdas Meretz, Zehava Galón, quien asumió la responsabilidad de obtener un flaco resultado electoral con sólo 4 escaños.
La dirigente consideró que una importante porción de sus votantes tradicionales apoyó a la plataforma laborista con el objetivo de impedir que Netanyahu revalidara un nuevo mandato.
Entretanto, el Likud anunció que Netanyahu “ya ha hablado con todos los partidos con representación parlamentaria que ve como socios para su nuevo gobierno”, tercero consecutivo y cuarto de su carrera.
En un comunicado el partido precisó que se trata de los dirigentes de la formación Hogar Judío, Naftalí Bennet; el de Kulanu, Moshé Kahlón; de Israel Beitenu, Avigdor Lieberman; del Shas, Arie Deri; y los del Judaísmo Unido de la Torá, Moshé Gafni y Yaacov Litzman.
Con ellos, el primer ministro podría alcanzar una mayoría de 67 de los 120 escaños del Parlamento, y con una coalición exclusivamente de derechas y de ultraortodoxos, es decir, de las más homogéneas que ha tenido el país en las últimas dos décadas.
Algunos de esos partidos comienzan a mostrar sus caras como Hogar Judío, que pese a haber sufrido un golpe electoral, se ve ya en el próximo Ejecutivo.
“Es una mañana maravillosa para el pueblo israelí. Este no es un gobierno de derechas que ha resultado electo, sino un gobierno para todo el pueblo israelí”, manifestó su líder Bennet.
El dirigente del ultra-derechista Israel Nuestro Hogar, Avigdor Lieberman, con 6 escaños, también felicitó a Netanyahu aunque adelantó con menos entusiasmo cuáles son sus aspiraciones para integrar el nuevo Ejecutivo.
“Nuestras demandas son claras, no las escondemos y las hemos puesto por escrito, incluida la cartera de Defensa. No tenemos el objetivo de estar en la oposición, pero no nos sumaremos a la coalición sin no se cumplen ciertas demandas”.
Las grandes sorpresas de los comicios han sido la Lista Común, que se convirtió en tercera fuerza política con 14 diputados y aglutina por primera vez en la historia a las formaciones árabes, y el centrista Kulanu, de reciente creación y liderado por Moshé Kahlón, escindido del Likud, que con diez se ha convertido en nuevo partido bisagra.
Los resultados electorales entre los palestinos han sido tomados con una mezcla de escepticismo e indiferencia.
El negociador jefe palestino, Saeb Erekat, advirtió de que Palestina acudirá a la Corte Penal Internacional (CPI) y consideró que “Netanyahu es sincero cuando afirma que ha despachado la solución de dos Estados”.
“El resultado de las elecciones en Israel muestran el éxito de una campaña basada en asentamientos, racismo, ‘apartheid’ y la negación de los derechos humanos del pueblo palestino”, abundó el político.
El líder de Hamás, Mushir al Masri, aseguró anoche en Gaza que “tanto la derecha como la izquierda en Israel compiten por lograr judaizar más Jerusalén, incrementar los asentamientos, mantener la ocupación militar, atacar a nuestro pueblo y cometer crímenes contra nosotros”. DM