Pocos equipos han reflejado a tal proporción a su director técnico como el presente Atlético de Madrid. De forma casi excepcional, la mimetización ha sido total con 11 futbolistas que se desempeñan a imagen y semejanza de lo que el apodado Cholo solía efectuar en la cancha, de lo que le caracterizó cuando fue jugador.
La entrega, las vísceras, el morir o matar, el desquiciar al rival, el pelear cada balón como si de eso dependiera que el planeta se mantenga en órbita, el amor propio antepuesto a todo, el tatuar el uniforme al corazón.
Quizá ese sea el sueño del común de los entrenadores (o de los más vanidosos), sentir que su nivel de impacto e influencia sobre un colectivo es tan inmenso, aunque en realidad sucede muy, pero muy, esporádicamente. Una cosa es que grandes líderes como Alex Ferguson, Pep Guardiola, José Mourinho, Fabio Capello, Arsene Wenger, consigan integrar a un plantel a determinada noción o filosofía de juego, mas otra muy distinta es que los dirigidos sean espejo así de evidente de lo que fue sobre el césped quien los dirige.
Según se ha anunciado, Simeone renovará en breve su contrato con la entidad colchonera por otras seis temporadas; de cumplirse la totalidad de ese nuevo contrato, implicaría una estancia de una década en el banquillo rojiblanco, algo con muy escasos precedentes en el futbol español. Lejísimos de los 44 años que duró Guy Roux al frente del Auxerre francés o de los 27 de Ferguson guiando al Manchester United, el récord de longevidad en clubes ibéricos pertenece a Miguel Muñoz, estratega del Real Madrid durante algo más de trece años.
Bien se sabe que en el futbol los contratos no siempre están para cumplirse y, de hecho, existen dos posibilidades de salida incluso con la renovación del Cholo: una es que la Asociación Argentina de Futbol logre convencerlo de convertirse en seleccionador albiceleste, algo que ya intentó en tras Brasil 2014; la otra es que algún gigante inglés (es sabido el fervoroso interés del Manchester City en sus servicios) decida pactar su traspaso con el Atlético como si se tratara del de un jugador.
Respecto a esta última opción, no es muy común que un club pague a otro por la liberación de un director técnico con contrato vigente, aunque llega a pasar casi siempre en el marco de la Liga Premier (André Villas-Boas del Oporto al Chelsea por quince millones de euros, José Mourinho del Inter al Madrid por ocho, Brendan Rodgers del Swansea al Liverpool por seis).
El asunto es que la renovación a tan larguísimo plazo de Simeone, en un vínculo que llegaría al año 2021, permitiría que las dos partes ganaran: el entrenador, porque su sueldo subiría sustancialmente; el Atlético, porque se quedaría con garantía de una cuantiosa recompensa en caso de que su DT se marchara.
Hablamos del estratega más exitoso en la historia colchonera. En cuatro años, una Europa League, una Supercopa europea, una liga española, una Copa del Rey y una supercopa española, a lo que debemos añadir el subcampeonato en la pasada Champions League. Jugadores van y vienen del estadio Calderón, pero el equipo luce igual de sólido, aguerrido, peligroso, y eso se atribuye al gran guía que es Diego Pablo.
Por mucho tiempo, el banquillo atlético fue el más inestable de la liga con hasta seis ocupantes en algunas funestas temporadas. Si Simeone firma el contrato especulado y lo cumple, el Atleti se convertirá, por contraparte, en el reducto de mayor regularidad del balompié español. Todo eso, gracias a ese Cholismo, modelo que consigue replicar en cada jugador lo que fue su entrenador cuando calzaba tachones.