NUEVA YORK. El único peligro para que Mercedes conserve el título de la Fórmula Uno esta temporada parece estar fuera de la pista.
La primera carrera del año, la semana pasada en Australia, confirmó lo que todos sospechaban: el dominio de Mercedes de 2014 sigue intacto y quizás hasta haya aumentado.
Incluso antes que Lewis Hamilton y Nico Rosberg dominaran la carrera para dar a Mercedes otro 1-2 en el podio, los críticos ya habían dicho que se trataba de una carrera aburrida y que la temporada sería un mero trámite.
Las mayores quejas fueron del equipo Red Bull, que tuvo un fin de semana decepcionante en el que sus motores Renault fallaron en varias ocasiones y su piloto australiano Daniel Ricciardo terminó sexto.
Sin posibilidades de alcanzar a Mercedes en la pista esta temporada, incluso tomando en cuenta las mejoras a los motores que los equipos pueden realizar durante el año, Red Bull intentó atacar a su rival mediante el reglamento, pidiendo cambios no especificados para perjudicar a la escudería alemana.
Red Bull incluso mencionó la posibilidad de retirarse del campeonato. “Si estamos totalmente descontentos, podríamos contemplar una salida de la F1. Existe el peligro que el señor Mateschitz pierda su pasión por la F1”, dijo Helmut Marko, el representante en pista del dueño de Red Bull, Dietrich Mateschitz.
Por supuesto, se trata de una medida de presión, pidiendo precisamente el tipo de cambios que Red Bull criticó cuando era el líder del deporte y su piloto Sebastian Vettel conquistó cuatro campeonatos mundiales consecutivos.
Sin embargo, es un planteamiento que tiene que ser tomado en serio, sobre todo después que el líder comercial de la F1, Bernie Ecclestone, se solidarizó con las quejas del equipo.
Ecclestone no controla las reglas del deporte, ese papel es de la Federación Internacional de Automovilismo y eso es algo positivo, al recordar algunas de sus ideas más radicales como tener lluvia artificial y carriles para acortar camino.
Pero Ecclestone todavía tiene un enorme poder económico, así que el líder de Mercedes, Toto Wolff, sabe que tendrá que librar una dura batalla en los próximos meses para evitar un cambio de reglas a mitad de temporada.
Ferrari, el otro grande del deporte, no querrá meterse en una batalla de poder fuera de la pista, sobre todo después que Vettel, su nuevo piloto, terminó tercero el domingo y parece estar en mejores condiciones que el año pasado con Red Bull.
“Nuestro trabajo es atacar a Mercedes en la pista, no cambiar las reglas”, dijo el director de Ferrari, Maurizio Arrivabene.