México se enfrentará a dos grandes problemas en los próximos 30 años que pondrán en peligro su sustentabilidad: el cambio climático y la escasez del agua, previó el ex vicepresidente del Banco Mundial. Ian Goldin.
En su visita a México para participar en la Semana de la Innovación de la Asociación Mexicana de Industrias de la Investigación Farmacéutica (AMIIF), el economista inglés señaló además que el país se enfrenta a grandes retos incluso a pesar de las recientemente aprobadas reformas estructurales, principalmente en lo que respecta a la energética, pues si bien abrió el sector, la economía global ya no está mirando hacia los combustibles fósiles sino a las energías limpias y renovables.
En este último punto, señaló que el principal problema no será qué beber, sino que faltará el líquido para los usos agrícola e industrial.
Sobre el consumo humano, adelantó que debemos comenzar a olvidar el concepto de “beber agua fresca” pues en no más de 30 años (e incluso un periodo de tiempo mucho menos largo) los mexicanos tendremos que hacer como otras naciones del mundo -por ejemplo Israel- cuyos habitantes han comenzado a consumir agua reciclada.
“Y están perfectamente sanos”, señaló.
Para los próximos 30 años, México tendrá que enfrentarse también a los devastadores efectos del cambio climático, a un sistema de pensiones y a otro de salud que actualmente no contemplan el envejecimiento acelerado de la población y las nuevas enfermedades con las que habrá que lidiar esta generación.
Actualmente, el llamado “bono demográfico” le da al país una ventaja sobre las envejecidas naciones europeas pero dentro de diez años esta situación privilegiada comenzará a revertirse y para 2050 habrá más personas de 70 años, que jóvenes en edad productiva.
Una parte de la solución debería radicar en que el gobierno mexicano promueva modelos de vida mucho más saludables que incluyan ejercicio y una dieta balanceada, sólo de esta forma las generaciones más jóvenes podrán evitar padecer enfermedades crónico degenerativas como la diabetes, que además son muy caras de sostener para el sistema de salud pública y para las familias mexicanas.