¿Por qué supone Luis Videgaray Caso -y también su grupo de leales colaboradores y fans- que tiene asegurada en el gabinete su posición como secretario de Hacienda y Crédito Público?

 

Así lo indica su comportamiento luego del “triunfal” reencuentro con los banqueros asistentes a la 78 Convención Bancaria, después de dos años y tres meses de desencuentros y frialdad por ambas partes. La confianza y el triunfalismo de Videgaray son excesivos, porque los banqueros pueden cambiar de opinión y de conducta de acuerdo con la dirección de los vientos. Además, no sería inútil que el titular de Hacienda tuviese presente que nadie en el gabinete tiene asegurada su permanencia.

 

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Por buenas o por malas razones, los presidentes de la República utilizan a los integrantes del gabinete como fusibles intercambiables. Basta una rápida ojeada a los antecesores de Luis Videgaray para comprobar que la Secretaría de Hacienda es una dependencia a la que los titulares deben llegar con equipaje muy ligero.

 

Para no ir muy lejos, recordemos a los secretarios de Hacienda que colaboraron con los últimos siete sexenios de jefes del Ejecutivo federal, citados aquí en orden regresivo.

 

-Con Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012): Agustín Carstens, Ernesto Cordero y José Antonio Meade.

 

-Con Vicente Fox Quesada (2000-2006): Francisco Gil Díaz.

 

-Con Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000): Jaime Serra Puche, Guillermo Ortiz y José Ángel Gurría.

 

-Con Carlos Salinas de Gortari (1988-1994): Pedro Aspe.

 

-Con Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988): Jesús Silva Herzog y Gustavo Petricioli.

 

-Con José López Portillo (1976-1982): Julio Rodolfo Moctezuma, David Ibarra Muñoz y Jesús Silva Herzog Flores.

 

-Con Luis Echeverría Álvarez (1970-1976): Hugo B. Margáin, José López Portillo y Mario Ramón Beteta.

 

En el caso del actual sexenio de Enrique Peña Nieto, no estaría de más que Luis Videgaray tuviera presente que una golondrina no hace verano, y que los aplausos, sonrisas y abrazos de los banqueros pesan muy poco puestos en la balanza junto a sus errores y que, además él tiene que cargar con el pesado fardo de un entorno económico y financiero internacional adverso.

 

Al respecto, la memoria de los historiadores político-financieros no alcanza a recordar a un secretario de Hacienda de México con el abultado récord negativo que alcanzó Videgaray en tan poco tiempo. Quizá Jaime Serra Puche, dicen algunos.

 

No es por echarle la sal al señor secretario, pero…

 

AGENDA PREVIA

 

El Diario Oficial de la Federación publica hoy jueves las bases para la licitación pública de los nueve ingenios azucareros que actualmente administra el Fondo de Empresas Expropiadas del Sector Azucarero. El columnista sólo agregaría  que en los dos años que Carlos Rello lleva como director del FEESA ha conseguido lo que las administraciones del 2001 al 2012 no pudieron o no quisieron hacer: sanear financieramente las fábricas; hacerlas más eficientes reduciendo los gastos administrativos y de operación, aunado a mayor producción de azúcar.

 

Del 2001, fecha de la expropiación de ingenios por parte del gobierno federal, a marzo del 2014, la administración de las fábricas se comparó con la “cueva de Alibabá”. Hoy existe una total transparencia en el manejo de los nueve ingenios en cuestión, reconocen los mismos industriales azucareros. La misma transparencia habrá en el proceso de venta, según las bases.

 

Y nada más por no dejar, si la venta de los nueve ingenios resulta exitosa, el SAE concretaría la operación más grande de su corta existencia (12 años), pues obtendría más de ocho mil millones de pesos de un jalón. En ese lapso la institución ha registrado ingresos por unos 15 mil millones de pesos.

 

Una cosa más: si los productores (tanto de la CNC como de la CNPR) quieren participar en la licitación, podrán hacerlo siempre y cuando pongan el billete por delante. ¡Nada de tratamientos especiales!