Las Dunas de Samalayuca es uno de los tesoros naturaleza que resguarda el estado de Chihuahua, la mejor temporada para ir a las dunas es durante el otoño y el invierno, ya que en el verano el calor puede sobrepasar los 40 grados centígrados.
Una de las principales actividades que se realizan en esta región es la exploración, ya que es un desierto de grandes dimensiones, así como también el estudio de animales y plantas.
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Por estar rodeado de montañas el recorrido por este desierto no implica gran peligro, no obstante es conveniente contratar un guía para deambular por las bellezas de este desierto.
Con todo, los médanos de Samalayuca nos hacen evocar en latitudes más lejanas. Su similitud con la imagen estereotipada del desierto del Sáhara, en Africa, es tanta que esperaríamos encontrarnos con una caravana tuareg a la vuelta de cada montículo.
La zona de los médanos tiene una extensión de aproximadamente 150 kilómetros cuadrados, está comprendida en una cuenca hidrográficamente independiente que abarca los 30 mil kilómetros cuadrados. En esta porción de desierto las dunas se desplazan libremente a capricho del viento.
En la región se han encontrado fósiles marinos de la era cuaternaria, mientras que el aspecto general de las dunas permite suponer que antiguamente estuvo ocupado por un mar interior.
Es de imaginar que la arena puede amontonarse o expandirse a través de una misma acción mantenida a lo largo de los años.
Te recomendamos que visites los petrograbados de Samalayuca y el Museo Histórico-Arqueológico de San Agustín.
Para llegar por avión a las Dunas, es necesario volar de la Ciudad de México a Chihuahua. Una vez en Chihuahua, deberás seguir por carretera hasta las Dunas de Samalayuca, recorriendo una distancia de 323 kilómetros, en un tiempo de 4 horas, aproximadamente.