Paul vino a México a poner el dedo en la llaga. “Es decepcionante un verdadero despegue del crecimiento. Ustedes siguen esperando un milagro económico”, les dijo el Premio Nobel de Economía a los industriales del país que lo invitaron el viernes pasado a su Convención Anual.
Y en esta ocasión Krugman no se equivocó al elegir el adjetivo. Con todo y que en las últimas décadas México se enfrascó en la firma de un TLCAN, de un ambicioso proceso privatizador, de multimillonarios ingresos por las exportaciones petroleras, de faraónicos programas de combate a la pobreza, de una apertura comercial y financiera sin precedentes y de una alternancia política en el gobierno después de siete décadas de espera, el crecimiento económico promedio no repuntó y continuó, sin inmutarse, con su acostumbrado raquitismo.
Ya la noche anterior el secretario de Hacienda Luis Videgaray había recordado ante los mismos empresarios que en 33 años la economía creció sólo 2.4% en promedio y que la tasa promedio de crecimiento de la productividad había sido negativa en -0.6% en los últimos 24 años. Mientras que Krugman aludió a que el crecimiento no había llegado “a pesar de 30 años de reformas”, Videgaray en su breve mensaje no dio una explicación de por qué el crecimiento económico tampoco había llegado al país en estos dos últimos años a pesar de las ocho acciones que planteó Peña Nieto durante su campaña electoral en lo que denominó ‘la alianza para el crecimiento’.
Evidentemente que la decepción mexicana de la que hablaba Krugman sobre el crecimiento económico incluía el 1.1% alcanzado en 2013 y el 2.1% en 2014. Pero esta decepción con el crecimiento podría continuar hacia 2015 con todo y la recuperación económica que mostró la economía estadunidense el año pasado, una vecindad económica que para el Premio Nobel es “el mayor activo económico de México”.
De hecho la amenaza de un débil comportamiento de la economía mexicana en este año sigue considerándose un riesgo elevado. En su último anuncio de política monetaria el Banco de México identifica exportaciones con menor dinamismo, menor crecimiento en la produccion industrial, una inversión con recuperación moderada y un comportamiento del consumo poco vigoroso; con lo que se configuran -dice el banco central- mayores riesgos sobre el crecimiento.
Un escenario de riesgo latente que se complementa con una moderación en el crecimiento económico estadunidense en lo que va de este año y que podría extenderse durante todo este semestre, y con un deterioro en el balance de riesgos sobre el crecimiento mundial, particularmente en las economías emergentes por una mayor volatilidad financiera.
Ayer los comentarios que hizo el gobernador del banco central de China confirmaron estas preocupaciones sobre la debilidad en la demanda mundial de materias primas y la desaceleración de la inflación en el gigante asiático que podría llevar al país asiático a una deflación. El hecho es que la meta de 7% de crecimiento económico chino ha sido ya fuertemente cuestionada ante una demanda interna que se debilita cada vez más, un abultado endeudamiento del sector privado y un mercado inmobiliario que ha perdido vigor. Una mala noticia para las economías del Cono Sur que mantienen una importante relación comercial con China; aunque los efectos económicos del gigante asiático se resentirán en todo el orbe.
Así que al terminar el primer trimestre del año, el lento crecimiento económico aparece nuevamente como una seria amenaza para México en 2015; siguiendo la tónica de los dos años anteriores.
La ‘decepción mexicana’ a la que se refería Krugman aludiendo a los resultados en el crecimiento económico podría prolongarse aún más al añadir la primera mitad de este sexenio de Enrique Peña Nieto. Un sexenio que alguna vez pretendió convertirse en el de las grandes reformas, pero que ni siquiera ha logrado acelerar la economía en el corto plazo.