WASHINGTON. El consejero delegado de Apple, Tim Cook, criticó en una columna de opinión publicada hoy en el diario The Washington Post las leyes que permiten discriminar a homosexuales por razones religiosas.
Cook consideró “muy peligrosas” leyes como la aprobada la semana pasada en el estado de Indiana, que, según sus opositores, permitirá que personas nieguen servicios a consumidores por el mero hecho de ser homosexuales o transexuales.
El gobernador de Indiana, el republicano Mike Pence, aprobó el pasado jueves la Ley para Restaurar la Libertad Religiosa, que da carta blanca a los comercios de ese estado para prohibir la entrada a parejas de homosexuales en nombre de la libertad de credo.
Cook alertó que otras leyes, como la que prepara el estado de Texas, son aún peores, al permitir que se retire el pago de sueldos o pensiones a funcionarios que emitan licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo.
El CEO del gigante tecnológico, que el pasado otoño hizo pública su homosexualidad, aseguró que el estado de Texas ha diseñado un centenar de proyectos legislativos para discriminar a los gays.
Estas leyes, que se preparan en más de veinte estados, podrían avanzar pese a la posibilidad de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos declare inconstitucionales las normativas que prohíben el matrimonio homosexual, que, de facto, permitirían las uniones del mismo sexo por primera vez en todo el país.
“Estos proyectos de ley racionalizan la injusticia con la pretensión de defender algo que muchos de nosotros apreciamos. Van contra los mismos principios bajo los que nuestra nación se fundó y tienen el potencial de deshacer décadas de progreso por una mayor igualdad”, aseveró Cook.
El sucesor de Steve Jobs, al frente de Apple, recordó que la comunidad empresarial estadounidense mantiene un consenso sobre la idea de que “la discriminación, en todas sus formas, es mala para los negocios”.
“Por ello, en nombre de Apple, me opongo a esta oleada de legislaciones, donde sea que emerjan”, afirmó Cook.
El alto ejecutivo pidió a personas en todo el país que se sumen a movimientos de oposición a estas leyes, ya que “no es un asunto político, no es un asunto religioso, es sobre cómo nos tratamos los unos a los otros como seres humanos”.