BENJINA. Cientos de pescadores se apresuraron a recoger sus pertenencias antes de ser liberados de una remota isla donde, según una investigación de la Associated Press, muchos de ellos trabajaban en régimen de esclavitud en barcos para capturar alimentos podrían terminar en mesas de Estados Unidos, Europa y el resto del mundo.

 

 

Funcionarios indonesios que investigan la denuncia de abusos laborales dijeron a los trabajadores inmigrantes que serían trasladados a otra isla en barco por su propia seguridad. Unos 350 marineros llegaron de pesqueros cercanos, pueblos e incluso de la selva para poder hacer el viaje.

 

“Voy a ir a ver a mis padres”, dijo Win Win Ko. “No han oído hablar de mí ni yo he sabido nada de ellos desde que me fui”.

 

Win Win Ko, quien terminó en Indonesia hace cuatro años después de salir de Mianmar, abrió la boca para sonreír mostrando que le faltaban cuatro dientes. El pescador de 42 años dijo que los perdió tras recibir patadas de un capitán con botas militares por no mover las capturas de la cubierta a la bodega congeladora lo suficientemente rápido.

 

Los hombres, procedentes de países como Mianmar o Camboya, empezaron a enterarse de la noticia al tiempo que comenzaba a caer un fuerte aguacero y muchos corrieron bajo la lluvia. Se dieron prisa para regresar a sus barcos, saltando vallas y entrando por las escotillas, metieron sus escasas pertenencias en bolsas de plástico y volvieron apresuradamente al muelle con la esperanza de no quedar atrás.

 

Un pequeño barco fue de pesquero en pesquero recogiendo a los trabajadores que querían irse y pronto se cargó con unos 30 hombres.

 

El director general de Recursos Marinos y Vigilancia Pesquera de Indonesia dijo inicialmente a un grupo de 20 hombres de Mianmar que serían trasladados de la localidad de Benjina a la cercana isla de Tual por motivos de seguridad tras entrevistarse con funcionarios el viernes. Sin embargo, cuando se corrió la voz de que los hombres dejarían la isla, docenas de pescadores empezaron a salir de sus escondites desde todas partes y se sentaron en el suelo.

 

Cuando el funcionario, Asep Burhundun, fue preguntado por si los otros que estaban ocultos en la selva irían también, dijo: “Pueden venir todos. No queremos dejar a nadie atrás”.

 

Los pescadores con nacionalidad tailandesa seguirán en la isla. La mayoría de los capitanes de los barcos son originarios de Tailandia.

 

La delegación indonesia comenzó a entrevistar a los marineros de los barcos y a evaluar la situación en la isla esta semana, y escucharon los mismos abusos que los pescadores contaron a Associated Press en un reporte publicado la semana pasada. Describieron los abusos que sufrieron en el mar, como ser pateados, azotados con colas de manta raya y recibir descargas eléctricas. Algunos dijeron que cuando enfermaron no recibieron medicamentos; otros contaron que se les había prometido trabajo en Tailandia pero fueron llevados a Indonesia, donde se vieron forzados a trabajar muchas horas a cambio de un bajo salario, si tenían uno.

 

Los enviados del gobierno dijeron que la seguridad en Benjina es limitada ya que solo hay dos miembros de la marina indonesia presentes allí. Por problemas de seguridad decidieron trasladar a los pescadores a la isla de Tual — a 12 horas en barco — donde permanecerán en un complejo del Ministerio de Pesca y se verificará su identidad.

 

“Estoy muy feliz, pero confundido”, dijo Nay Hle Win, de 32 años. “No sé qué futuro tendré en Mianmar”.

 

La policía está investigando y decidirá más tarde si presenta cargos contra los implicados en los abusos laborales, dijo Kedo Arya, jefe de la oficina del fiscal de la provincia de Maluku.

 

obo