Sarah Kemp Brady, que se erigió en activista en favor del control de armas después que su marido recibió un disparo en la cabeza durante el atentado contra el presidente Ronald Reagan, falleció el viernes a los 73 años.
Brady murió en una comunidad de retirados en Alexandria, Virginia, abatida por una pulmonía, dijeron familiares en un mensaje por correo electrónico.
Su marido, el ex secretario de prensa de la Casa Blanca James Brady, murió el 4 de agosto, también a la edad de 73 años.
El intento de asesinato de Reagan en 1981 perpetrado por John Hinckley Jr. dejó a James Brady parcialmente paralizado.
Cuatro años después, Sarah Brady se involucró en la campaña para el control de armas. Fue directora de Handgun Control Inc., que cambió el nombre por Campaña Brady para Prevenir la Violencia con Armas de Fuego. La ley Brady para la Prevención de la Violencia con Armas de Fuego fue promulgada en 1993 por el presidente Bill Clinton.
“Sarah se involucró valientemente después que Jim fue baleado para prevenir que otros sufrieran lo que padeció nuestra familia y su obra ha salvado incontables vidas”, dijo una declaración de la familia. “Sarah era una voz de firmeza, amor y estímulo, e inspiró a otros, demostrando que una persona podía establecer una diferencia y cambiar el mundo, cosa que hizo”.
Dan Gross, presidente de Brady Campaign, calificó a Sarah Brady de “luz rectora”.
“Hay incontables personas vivientes hoy que no lo estarían de no ser por la notable resistencia y compasión de Sarah Brady”, afirmó Gross.
Nancy Reagan, viuda de Reagan, recordó las consecuencias del intento de asesinato.
En una declaración enviada por correo electrónico por la Fundación Reagan, escribió: “Hace poco más de 34 años, compartimos una experiencia que nos vinculó de por vida, cuando nos consolábamos mutuamente en una pequeña oficina sin ventanas en la sala de emergencia del Hospital de la Universidad George Washington, mientas aguardábamos noticias acerca de si nuestros maridos sobrevivirían a los terribles disparos que nos condujeron allí”.
Nancy Reagan calificó a Brady como “una mujer de enorme valor, firmeza y optimismo”.