PEKÍN. Quemar dinero falso, o incluso fotografías de coches de lujo y iPhones, es una de las tradiciones que se celebran durante el festival Qingming, fecha en la que las familias chinas “barren las tumbas” y ofrecen regalos como esos en los cementerios para rendir homenaje a sus antepasados.
Sólo un color resplandece en los escaparates de la turística calle que rodea al famoso Templo de los Lamas en Pekín, hogar de los monjes budistas: el dorado, símbolo de la riqueza en la milenaria cultura china.
Varios turistas observan atónitos cómo numerosos chinos queman cerca del templo o en las puertas de sus casas cientos de billetes dorados y, para su sorpresa, también lo que parecen billetes reales de 100 yuanes.
“Todo está hecho de papel y es falso. Creemos que los muertos usarán el dinero para comprar algo y lo hacemos por ellos“, explicó Chen Hui Ting, una mujer de 32 años a Efe.
El tirón del consumismo en el mundo terrenal parece superar las fronteras del Más Allá, porque hoy en día los chinos también queman imágenes de todo tipo de productos, desde coches de lujo y Iphones a microondas y ordenadores.
No obstante, la escena más característica de este día, que coincide este año con el 5 de abril, es la tradicional visita de las familias a los cementerios para “barrer las tumbas” de sus seres queridos y depositar platos de comida en las lápidas.
Y todo para que sus antepasados puedan recibirlo en el otro mundo y disfruten de los últimos productos en tecnología y auténticos manjares de comida, para descansar el resto de sus días como “auténticos emperadores”.
El Festival Qinming, el equivalente en España al “Día de todos los Santos”, es una tradición especialmente extendida entre la gente de mediana y tercera edad en el gigante asiático.
La nueva generación de chinos, cada vez más ajenos a las viejas tradiciones culturales, prefiere invertir este día festivo en actividades de ocio.
“Nosotros no celebramos el Festival Qingming, ya que es una ceremonia antigua en honor a los ancestros pasada de moda”, dijo a Efe un informático de 30 años que aprovechará el fin de semana y el lunes, festivo, para ver a sus padres en Xian, su ciudad natal.
De la misma opinión es Liu Lu, una periodista de 27 años: “Yo normalmente no celebro este día, aunque mi madre y mi abuela van al cementerio para limpiar las tumbas de nuestros familiares”.
En lo que sí coinciden varios de los jóvenes entrevistados es que los miembros más ancianos de sus familiares muestran un gran respeto y devoción hacia esta tradición.
“En mi provincia (Fujian), muchas personas asisten al cementerio para limpiar las tumbas y poner incienso. También es tradición encender petardos en casa o en la calle para celebrar este día”, relató Huang Yu, estudiante de postgrado, de 27 años, a Efe.
El día en el que se celebra este festival depende, al igual que el Año Nuevo chino, del calendario lunar, por lo que este año coincide con el Domingo de Resurrección, la celebración religiosa más importante entre la comunidad cristiana.
Los creyentes chinos no celebrarán el Qingming y darán prioridad a la fiesta de la Semana Santa, según explicó a Efe Lin Li, una cristiana china.
También los hay que intentan sacar provecho de esta festividad. “Por 300 yuanes (46 euros) al minuto puedes contratar a una persona para llorar delante de la tumba”, rezaba un anuncio en un periódico local.
Aunque no es la única extravagancia que acompaña a esta efeméride. Entre el sector más conservador destaca la creencia de que las mujeres embarazadas no pueden limpiar las lápidas y de que el pelo no puede rozar la frente durante este día.
GH