Los mexicanos pusieron en entredicho los estudios que los colocan entre los peores lectores de América Latina al comprar obras como hacen los niños con los chocolates, durante el Remate de libros en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México.
Desde el 30 de marzo hasta hoy los nombres de artistas famosos que consideran el Auditorio como su casa fueron cambiados por los de los escritores Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Anton Chejov y Edgar Allan Poe, entre los preferidos de más de 125 mil lectores que aprovecharon precios bajos para comprar, a veces por docenas.
“Es una locura asistir a estos eventos, un buen pretexto para hacernos de buenas cosas. Los libros son caros en México y al ver lo sucedido aquí uno se pregunta si de veras la gente de aquí no quiere leer“, dijo a Efe el escritor Alfredo Peñuelas, autor de la novela La orfandad de la muerte.
En coincidencia con las vacaciones de Semana Santa y hasta este martes 350 sellos editoriales y 200 expositores tomaron parte en esta fiesta de la palabra que se celebró por noveno año consecutivo y permitió poner al alcance de la gente algunas de las principales obras de los mejores escritores de habla hispana y de otros idiomas.
“Hubo días que nos compraron más de 100 libros por hora; nuestra oferta de las obras de los premios nobel Mario Vargas Llosa y José Saramago tuvo una gran aceptación y nos vamos contentos por partida doble, porque vendimos y porque mucha gente va a leer más”, dijo Samuel Cortés, distribuidor de Penguin Ramdom House.
Editados por el sello Alfaguara de Ramdom House, fueron puestos a la venta once de los principales títulos de Vargas Llosa y otros once de Saramago a precios equivalente a poco más de noventa pesos cada uno, cifra que bajó aún más para quienes decidieron llevarse el paquete completo.
La regla seguida por las editoriales fue establecer descuentos entre 10 y 70 % de títulos que han sido exhibidos en las librerías por lo menos por año y medio.
Las obras del sueco Henning Mankell, de la española Almudena Grandes, del irlandés John Connolly y de los mexicanos Élmer Mendoza y Enrique Krauze estuvieron entre las más requeridas en el estand de Tusquets, que no trajo a la feria al japonés Haruki Murakami, pero sí a uno de los escritores que el autor asiático considera entre sus maestros, el estadounidense John Irving.
“Lo importante es que la gente lea; después de agarrar el hábito los lectores suelen crecer”, señaló Peñuelas, quien en estos días se lee El original de Laura, novela inconclusa de Vladimir Nabokov, de venta en el Remate de libros que concluye hoy.
Según datos del Auditorio Nacional, casi 18 mil lectores pasaron cada día por el recinto, lo cual supera la cifra de compradores del año pasado, cuando 150 mil personas acudieron por libros donde suelen cantar artistas famosos como Luis Miguel, Joaquín Sabina, Juan Gabriel o Gloria Trevi.
La editorial Planeta tuvo entre sus autores más solicitados al colombiano Gabriel García Márquez, cuyos títulos menos reconocidos estuvieron a 99 pesos y al mexicano Pedro Ángel Palou, quien tuvo aceptación por su novela histórica Pobre Patria mía, sobre el dictador Porfirio Díaz.
En un ejercicio de grandilocuencia, pocas horas antes de cerrar la barata de libros las autoridades del Auditorio señalaron que si se metieran dentro del recinto a todos los lectores de estos nueve días, hubieran llenado el mítico teatro 13 veces.