Veinte años de trayectoria a sus espaldas, ocho como la modelo mejor pagada del mundo, decenas de portadas, campañas de publicidad y desfiles para Dolce & Gabbana, Valentino, Victoria Secret o Chanel y un sueldo de 47 millones de dólares al año. Con estas cifras, la brasileña Gisele Bündchen dice adiós a la pasarela y el mundo de la moda a uno de sus iconos más emblemáticos y rentables.
El próximo 15 de abril Bündchen, de 34 años, se despide en la semana de la moda de Sao Paulo, con el desfile de Colcci. “No esperaba durar veinte años”, dijo recientemente la brasileña, que se crió en una pequeña ciudad del sur del país y, además de sus trabajos como modelo, es una gran empresaria que cuenta con su propia marca de ropa interior, otra de sandalias y una línea de maquillaje ecológico.
Católica practicante, aficionada al yoga y muy apegada a su familia, Gisele saltó a la fama con relativa prontitud. Los dos momentos claves de su carrera fueron: un editorial para Vogue de Estados Unidos, en 1999, firmado por Irving Penn, titulado “La vuelta de la modelo sexy”, y un desfile de Alexander McQueen del mismo año en el que aparecía casi desnuda, y el diseñador la bautizó como “El Cuerpo”.
“Venía de una ciudad muy pequeña, mi trabajo como modelo me ha permitido abrir mi visión del mundo”, dijo en una entrevista con Vogue de Estados Unidos.
A estos dos trabajos le siguieron una oleada de campañas publicitarias para Misooni, Chloé, Gianfranco Ferré, Ralph Lauren y Valentino, y desfiles para algunas de las casas más prestigiosas del mundo de la moda, como Chanel, Versace o Dolce & Gabbana, en las que su silueta ha sido, sin duda, la que más flashes ha acaparado.
Su contrato como ángel de Victoria Secrets, cuyo desfile ha protagonizado en varias ocasiones, le ayudó a consolidar su carrera como top model internacional y su imagen como símbolo de una generación entera de modelos brasileñas, que han conquistado la primera década del siglo veintiuno, como Alessandra Ambrosio o Adriana Lima.
“Mi objetivo es ser mejor persona cada día. Yo no compito con los otros, compito conmigo misma”, ha señala en muchas ocasiones esta modelo conocida por su buen carácter en el trabajo y su audacia para los negocios y que, incluso, ha hecho sus pinitos en el cine con un pequeño papel en “El Diablo viste de Prada”.
¿Y ahora qué?
Bündchen se centrará a partir de ahora en “proyectos especiales” y dedicará más tiempo a su familia, “su prioridad número uno”, según relata el comunicado que realizó su portavoz y hermana, Patricia Bündchen.
Madre de dos hijos, Benjamin y Vivian, y casada con Tom Brady, quaterback de los New England Patriots, la pareja forma desde 2009 una de las más estable y fulgurantes parejas de las páginas de papel couché.
La modelo, que conoció a su marido en una cita a ciegas, según relató la brasileña a Vogue de Estados Unidos, supo enseguida que se encontraba ante su media naranja. “Sabía que Tom era el indicado. Vi en sus ojos que tenía integridad y creía en las mismas cosas que yo”.
A diferencia de sus compañeros, su boda se mantuvo en el más estricto secreto. “Trabajo como modelo, pero cuando voy a casa y cierro la puerta, no hay nada más. Si quiero mostrar algo de mi vida privada debe ser mi elección”, explica.
Además de su familia y su trabajo como modelo, Bündchen es Embajadora de Buena Voluntad del programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas y dedica mucho tiempo a multitud de proyectos de protección del agua, la selva y de compromiso social con organizaciones como Save the Children, Cruz Roja o Médicos sin Fronteras.
Con información de EFE