MADRID. Con más de 100 mil seguidores en las redes sociales, Sara Herranz se convierte en la nueva promesa de la ilustración española. La tinerfeña ha sacado su primer libro “Todo lo que nunca te dije lo guardo aquí” (Lunwerg), en el que explora el mundo de las relaciones con la historia de una “chica cualquiera”.
La joven, de veintiocho años, que estudió Comunicación Audiovisual, ha expuesto su trabajo en galerías y ha diseñado portadas para algunas editoriales. En una perfecta combinación de dibujo y poesía, Herranz hace un relato del “primer amor y desamor”, el primer piso y una etapa de “crecimiento”.
En una entrevista con Efe Estilo, la ilustradora, que sigue sin creerse su “éxito”, afirma que “todos vivimos experiencias similares a las de la protagonista, una “veinteañera” que tiene “ansia” de sentir y necesita un amor más “conflictivo”. La autora refleja, según afirma, un “amor del que hablan las buenas canciones”.
Mix de inspiración
Películas, conversaciones con los amigos,… La inspiración para Sara Herranz está en cualquier parte, y es que coge ideas “del día a día”. De hecho, el personaje principal “tiene algo de Sara”.
“Hay un texto en el que aparece mi nombre, que añadí porque el momento en el que escribí aquel fragmento me sirvió para madurar”, comenta.
Es una mezcla de ficción y realidad que incluye muchas experiencias compartidas “con sus amigos y su hermana”. Herranz considera que es una forma divertida para que el lector “pueda imaginar qué partes son reales y cuáles no”.
Viñetas en rojo pasión
Las páginas tienen tres colores fundamentales: blanco, negro y rojo. “La ilustración me pedía añadir el rojo como un símbolo de feminidad y fuerza”, indica la autora. En el caso de la mujer, que siempre lleva los labios pintados de rojo, es un elemento “que la hace más pasional”.
A pesar de que la joven afirme que no sigue “mucho” las tendencias, entiende la moda como una “manera de reflejar” la personalidad. Los diseños que crea para sus mujeres tienen como punto de referencia lo que ella “lleva”. “Creo que las prendas con estilo masculino le dan cierta fuerza a los dibujos”, explica.
Con este toque de “romanticismo”, Herranz da un paseo por el mundo de las relaciones sentimentales, desde el enamoramiento al desengaño, pasando por algo de sexo, fiestas, alcohol para olvidar y, de nuevo, al amor.
De ahí surge la ilusión, las cenas, las copas de vino, las camas deshechas, las dudas, la pasión, la intensidad e, inevitablemente surge la rutina, el miedo, el dolor, la ruptura y el vacío.
Se trata de una obra íntima que está repleta de hombres barbudos y chicas irónicas y que es capaz de arrancarnos una sonrisa cuando creemos que ya nada puede “ir a peor”. Las viñetas están ambientadas en las calles de Madrid, que podemos reconocer gracias al edificio Metrópolis de Gran Vía o los vagones de metro.
El dibujo, su sueño
Sara Herranz, que aún está “digiriendo” haber sacado un libro, es consciente de que después de haber estado presente solo en el entorno digital, ser “física” es un “salto importante” y “muy bonito”.
“He cumplido mi sueño. Dedicarme a lo que me hace feliz es lo que siempre deseaba y lo he conseguido”, afirma.
“Yo antes me enamoraba fácilmente, luego crecí, me convertí en una cínica, y comencé a dibujar”, concluye la ilustradora, que aún no tiene ningún proyecto futuro entre manos.
GH