Mientras comienzan las campañas en todo el país, el presidente del Partido de la Revolución Democrática, Carlos Navarrete, va un paso adelante: ya está candidateando a Miguel Ángel Mancera, su ex jefe, a la Presidencia de México. Así lo hizo recién en una entrevista a Milenio Televisión. No deja de ser curioso que, mientras Mancera, ganador de la elección de 2012 con 63% de los votos, hoy tenga 50% de desaprobación pero se le vea como una de las opciones naturales para competir por la Presidencia.
Siempre queda la duda de si un “destape” de esa naturaleza no fue forzado por el entrevistador. De alguna manera, Navarrete responde al periodista, Miguel Ángel Puértolas, pero no lo hace arrinconado sino con absoluta tranquilidad. “Mancera es un precandidato natural”. Hay cierto grado de razón, los tres jefes de gobierno electos antes de Mancera aspiraron a la Presidencia, pero hay una particularidad: los tres renunciaron al PRD. De hecho también renunciaron a ese partido los dos jefes de gobierno sustitutos.
El alcalde del DF, por ser la entidad capital, siempre será enunciado como precandidato a la Presidencia. Eso es cierto. Tres años antes de la elección me parece una exageración, pero Mancera sí es candidateable, aunque me recuerda la película que le dio a Peter Sellers su segundo Óscar, Bienvenido Mr. Chance (Un jardinero con suerte). Fue la suerte la que lo puso en la boleta, fue la suerte la que lo hizo arrasar, será la suerte la que lo levante de la lona y, ante un PRD al que le renunciaron todos sus liderazgos, la suerte lo volverá a llevar a las urnas.
Mientras el país completo toma medicamentos contra el vómito por la guerra de spots con la que hacemos proselitismo, Carlos Navarrete nos promete iniciar la campaña del 2018 en junio. El PRD perderá, por primera vez en 18 años, la elección en el Distrito Federal pero candidateará a uno de los culpables. Ironía.
El destape de Mancera refleja el futuro del PRD: una mayor dependencia sobre las personas, que en la fortaleza de la marca. 2015 será el peor resultado desde 1991, su primera elección federal. En alguno de los escenarios, al PRD le tocará seguir la historia del Partido Popular Socialista: de ser la principal opción de la izquierda mexicana hasta el triunfo no reconocido de Alejandro Gascón Mercado en Nayarit, terminó satelizado del Partido Revolucionario Institucional.
Carlos Navarrete habla de una candidatura de las “fuerzas progresistas”, más allá del PRD, pero al mismo tiempo se refiere con desdén al líder moral del Movimiento de Regeneración Nacional. Se antoja difícil que MORENA y PRD vayan a estar del mismo lado en 2018.
¿Se quedará MORENA con el liderazgo de la izquierda? A nivel DF las encuestas marcan una tendencia ascendente de este partido y un empate con el PRD cuando la campaña local no ha iniciado, lo que hace suponer que tendrá más diputados locales que el PRD. A nivel nacional quizá todavía necesite tres años más, pero la lucha por el tercer lugar será reñida.
Anticipar una precandidatura de Mancera tiene, sin embargo, una ventaja estratégica: contiene su caída y ayuda a la recuperación de la imagen de su desempeño. El Gobierno del Distrito Federal es el último baluarte del PRD y lo mejor que pueden hacer es pertrecharse en él para no perderlo. Para terminar, el destape de Mancera también ayuda a Navarrete a ocultar que en el PRD alguien ya gritó: “El último cierra la puerta”.