AUSTIN. Lo de Marc Márquez no es sólo talento. El sábado peleaba por salir primero desde la parrilla en la carrera de ayer, pero su moto falló antes de terminar la vuelta. Bajó de la montura, saltó la valla y echó a correr a los pits por la de repuesto para terminar la vuelta y tener oportunidad de correr una más. Quería la pole position y la quería con vehemencia, tanta que casi cae, pero milésima a milésima fue recortando el tiempo y al final, dio la vuelta más rápida.
Daba lo mismo, igual perdió la punta apenas en el arranque. Pero era una cuestión de orgullo en una temporada que no comenzó bien para él. Se volvió a hacer del liderato en la sexta vuelta y ya no lo dejó, imponiendo un ritmo que los demás no pudieron seguir. Así, el catalán campeón del mundo ganó su primera carrera del año y tercera al hilo en el Circuito de Las Américas.
Lo escoltaron los italianos Andrea Dovizioso de Ducati y Valentino Rossi de Yamaha. Rossi pretendió seguir el ritmo del español, pero Márquez conoce a la perfección el circuito, sabe exactamente donde frenar y como enfrentar cada curva. Ahora que las motos están más parejas que en los dos años anteriores, lo que hizo la diferencia fue la destreza.