Quizá ningún otro autor alemán en el último siglo tuvo el impacto social y moral que Günter Grass, autor entre otras obras de El Tambor de Hojalata, Años de perro y El gato y el ratón, y quien falleció a los 87 años de edad a consecuencia de una infección en la localidad germana de Lübeck.
Y es que la obra de Grass estuvo ligada, como ningún otro autor teutón, a los acontecimientos históricos del Siglo XX que vivió Alemania.
Nacido el 16 de octubre de 1927 en Gdansk (la otrora Ciudad Libre de Danzig y que hoy forma parte del territorio polaco), Grass fue reclutado por la Waffen-SS, y al término de la Segunda Guerra Mundial acabó en la Academia de Arte de Düsseldorf, donde tuvo formación como escritor y dibujante.
Su obra más conocida, El Tambor de Hojalata, generó tal polémica por su contenido que fue acusado y llevado a tribunales bajo las acusaciones de “pornógrafo y blasfemo”. Esta polémica aumentó hacia 1978, cuando dicha historia fue llevada a la pantalla grande por Volker Schlöndorff, ganando el Oscar a Mejor Película Extranjera y la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes.
Cuarenta años después de la publicación de El Tambor…, Grass obtuvo, en 1999, los dos premios más prestigiosos del mundo literario: el Premio Nobel de Literatura y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Durante su aceptación del Nobel, y a manera de respuesta a sus críticos, expresó: “Lo que, por amor, no le había ahorrado a mi país, fue leído como si ensuciara mi propio nido”.
El autor participó activamente en debates políticos de su país y a nivel internacional: fue gran defensor del canciller socialdemócrata Willy Brandt, se opuso a la reunificación alemana, criticó fuerte y abiertamente las políticas de los presidentes Bush (padre e hijo) y defendió a Salman Rushdie cuando éste recibió amenazas de muerte por sus Versos Satánicos. Hace tres años, en 2012, fue declarado persona non grata por el Estado de Israel, al que acusó de poner en peligro la estabilidad mundial por su capacidad de crear bombas atómicas en su poema Lo que hay que decir.
Como consecuencia de su compromiso con el pasado de su país y su tendencia a entrar en controversia, a Grass se le considera una autoridad moral y política en Alemania. Su obra incluye narrativa, teatro, ensayo y poesía, destacando títulos como El rodaballo (1977), En el cuarto trasero (1982), Un vasto campo (1995) y Últimas danzas (2003).
Su muerte ha sido lamentada por diversas figuras del ámbito cultural y político, como la canciller alemana, Angela Merkel, quien declaró: “Con la muerte de Günter Grass, Alemania pierde a un artista del que me despido con profundo respeto”, a pesar de que el autor fue un duro crítico a su gobierno.