El amanecer de la fecha 13 de la Liga MX, con Chivas como superlíder, no hace más que resaltar el carácter ambivalente del futbol mexicano, donde nadie es tan malo, ni tan bueno como parece.

 

Lo dicen los números de la clasificación general, donde Guadalajara manda con 24 puntos seguido muy de cerca por el sublíder Veracruz con 23 unidades, primero y segundo lugar que marcan el paso de los 18 equipos y al mismo tiempo luchan con el cuchillo entre los dientes como los lugares 15 y 16 de la tabla por no descender. Es decir, el rebaño y los escualos, que tendrán todavía graves problemas porcentuales la próxima campaña son dos de los principales aspirantes al título del Clausura 2015… Sólo en México.

 

No es un caso aislado. Basta con echar una mirada a la final de la pomposa e incipiente Copa MX. El campeón de este semestre tendrá derecho a disputar contra el Santos Laguna, monarca de Copa del semestre anterior, un boleto para acudir como México tres a la próxima Copa Libertadores de América.

 

Y la final del siguiente 21 de abril la disputarán el Puebla ante las Chivas, sí, de nueva cuenta dos aspirantes serios a perder la categoría, sobre todo los camoteros, que de coronarse en la Copa, y al final de la campaña, como todo hace suponer sucederá, descienden, de todas maneras disputarán ante Santos el boleto para la máxima justa continental de clubes.

 

Cierto que en otros países los equipos de la división inferior compiten en la Copa contra clubes de la máxima categoría, pero de eso a tener un lugar en la máxima competencia de equipos a nivel continental hay distancia.

 

Aunque no es la primera vez, ni seguramente será la última, que esto sucede en el futbol mexicano. Nada más hay que recordar el torneo de Copa del hoy lejano torneo largo 1995 – 1996, cuando Tigres del universitario de Nuevo León se coronó en la final ante Atlas, bajo el mando de Víctor Manuel Vucetich y, al mismo tiempo, en el torneo de Liga sufrió la maldición del descenso.

 

Cosas del futbol mexicano, donde ni el último lugar es tan malo, ni el primero como se supone.