Desmoralizado por un derrame cerebral que lo había dejado con imposibilidad de caminar y casi sin poder hablar, Gordie Howe decidió que le había llegado la hora.

 

“Nos decía, ‘péguenme un tiro”’, relató Murray Howe, hijo de una de las grandes leyendas del hóckey sobre hielo, que durante 25 años derrochó garra en la NHL estadunidense. “Hablaba en serio, no bromeaba. Le dije, ‘papi, veamos si podemos hacer algo primero”’.

 

La familia de Howe probó un tratamiento experimental a base de células madre en México y los resultados han sido asombrosos. Murray Howe dice que el tratamiento en una clínica de Tijuana “le ha cambiado la vida” a su padre, quien tiene 87 años.

 

“Está mejor que antes del derrame”, aseguró. “Me alegro de que haya opciones para que los pacientes puedan recibir tratamiento en forma inmediata, como ocurrió con mi padre”.

 

Howe hijo, quien es radiólogo, dice que su padre está caminando y hablando nuevamente y está convencido de que eso es posible por el tratamiento recibido en la clínica de Tijuana de la empresa Novastem.

 

La firma mexicana emplea un tratamiento experimental a base de células madre diseñado por Stemedica, empresa de San Diego, el cual no está aprobado en Estados Unidos. Novastem programó una segunda ronda de tratamientos para junio.

 

Howe es una leyenda viviente del hóckey sobre hielo. Fijó récords de goles, con 801, y de puntos, con 1.850, logrados mayormente con los Red Wings de Detroit, que se mantuvieron vigentes hasta que fueron batidos por el gran Wayne Gretzky.

 

Desde que se sometió al tratamiento de Tijuana, luce de buen ánimo. En una reciente sesión de terapia física y ocupacional en Lubbock se lo vio sonreír mientras coqueteaba con dos terapeutas que lo hacían hacer ejercicios. Incluso le dio un inocente beso en una mejilla a una de ellas y le hizo un gesto como invitándola a bailar.

 

“Está muy, muy bien para alguien de su edad”, afirmó Nathalie Geddie, terapeuta física de Howe, agregando que todavía tiene debilidad en el costado derecho. “Si se toma en cuenta todo lo que progresó desde que sufrió el derrame, ha recuperado muchas funciones”.

 

Su cuerpo de atleta se mantiene fuerte, pero Howe sufre pérdida de memoria como consecuencia de una incipiente demencia senil incluso desde antes de la muerte de su esposa en el 2009. El fallecimiento de Colleen Howe aceleró su deterioro, según su hijo Murray.

 

El derrame del 26 de octubre lo dejó paralizado en la pierna y el brazo derechos, y con problemas para hablar. Podía reconocer personas en fotos de familia y de sus días de jugador, y registró alguna mejoría en las semanas siguientes. Pero al no poder tragar, perdió 16 kilos (35 libras).

 

Al mes siguiente sufrió otro duro golpe.

 

Estuvo varios días inconsciente en un hospital. Murray Howe dijo que comenzó a escribir unas palabras para decir en el funeral de su padre y a preparar el entierro.

 

Lo llevaron a la casa de una de sus hijas, Cathy Purnell, en Lubbock, Texas.

 

“Básicamente decidimos que allí esperase el final. Vislumbramos un deterioro final apacible”, expresó.

 

Una resonancia magnética determinó que Howe no había sufrido otro derrame sino que se había deshidratado.

 

Poco después, la familia recibió una llamada de Stemedica, ofreciéndole a Howe un tratamiento a base de células madre en la clínica de Tijuana, consistente en dos inyecciones, que no está permitido en Estados Unidos. Se le inyectaron células madre de donantes en la columna vertebral una vez y en forma intravenosa la segunda.

 

Los resultados fueron inmediatos y Howe ya caminaba antes de la segunda inyección, según contaron sus hijos.

 

“Le cambió la vida a él y a nosotros”, expresó Marty Howe. “No había caminado desde hacía dos meses”.

 

Howe recuperó su peso y acude periódicamente a tratamientos de rehabilitación que buscan mejorar su calidad de vida. Los progresos registrados desde los tratamientos en México fueron tales que pudo viajar a Canadá en febrero, para ser homenajeado en su ciudad natal por varios grandes del deporte, incluido Gretzky.

 

Ahora puede caminar despacio y hablar pausadamente, en voz baja. Tiene un paso corto que es más consecuencia de dolores en la espalda que del derrame, según Murray Howe.

 

“Es lindo verlo así, comparado con el estado de hace unos meses”, dijo Marty Howe. “Estaba sentado en la cama, baboseándose… y así iban a ser el resto de sus días”.

 

El día de la terapia Howe parecía contento.

 

“Ese es el objetivo”, dijo Murray Howe. “Jamás imaginé que estaríamos donde estamos hoy”.