NUEVA YORK. La muestra de juegos es ínfima. Falta ritmo. Todavía hace frío. Las excusas son las de siempre, pero la tendencia se mantiene en las Grandes Ligas: los lanzadores han mostrado una aplastante superioridad sobre el bateo.

 

En los primeros 91 juegos de la temporada regular se han presentado 20 blanqueadas. Hubo al menos una las primeras siete jornadas de la campaña, algo que no se daba desde 2002.

 

Según STATS, el promedio de carreras anotadas hasta el domingo fue de 8.34 por juego. Eso marcó un descenso con respecto al promedio de 8.38 tras las primeras ocho jornadas en 2014. También, es la cifra más baja desde 1992.

 

Después de una pretemporada en la que abundaron los juegos con resultados 1-0 y hasta un empate 0-0, el promedio de bateo colectivo también declinó en la primera semana, de 0.246 a 0.241. Todo esto sucede luego que el promedio ofensivo en las mayores descendió a 0.251 el año pasado, el más bajo en más de cuatro décadas.

 

Pero el promedio de jonrones registró un leve ascenso, de 1.70 a 1.81. Y en eso ayudó el bate del mexicano Adrián González, el primera base de los Dodgers, que conectó cinco en la semana, tres en un mismo juego, pero necesita ayuda.