Las pruebas sugieren “fuertemente” que las fuerzas del Gobierno sirio emplearon sustancias químicas en varios ataques con barriles de explosivos en la provincia de Idleb (norte de Siria) en la segunda quincena de marzo, denunció hoy Human Rights Watch (HRW).
La ONG recordó en un comunicado que en esos bombardeos, efectuados entre el 16 y el 31 de marzo, un total de 206 personas resultaron afectadas, entre ellas 20 miembros de la Defensa Civil, de acuerdo a los datos proporcionados por los equipos de rescate.
En uno de esos ataques, “que violan la Convención de Armas Químicas y una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU”, murieron seis civiles, de los que tres eran menores, apuntó HRW.
Barriles de explosivos con botes de gas
Para elaborar este informe, la organización investigó seis bombardeos perpetrados por helicópteros gubernamentales, que lanzaron barriles de explosivos que supuestamente contenían botes de gas.
Tras las pesquisas, para las que HRW dispuso del testimonio de testigos, videos y fotografías, la ONG subrayó que no puede establecer de forma concluyente qué tipo de sustancia química se empleó, aunque algunos testigos aseguraron que olía a cloro.
La nota recuerda que, en el pasado, las fuerzas del Gobierno sirio han arrojado barriles de explosivos con ese material.
“Parece que las autoridades sirias muestran una vez más una desconsideración completa hacia el sufrimiento humano violando la prohibición global contra la guerra química”, se lamentó el subdirector para Oriente Medio y Norte de África de HRW, Nadim Houry.
En su opinión, el Consejo de Seguridad y otros países miembros de la Convención de Armas Químicas deberían responder “contundentemente”.
El texto agrega que los voluntarios de la Defensa Civil, un grupo que actúa en áreas fuera del control de las autoridades sirias, documentaron la existencia de 14 barriles de explosivos con supuestamente compuestos químicos tóxicos en siete ataques en cuatro lugares de la provincia de Idleb.
Líquido rojo no identificado
HRW destacó que todos los bombardeos tuvieron lugar en zonas bajo el dominio de grupos opositores durante la lucha para controlar la ciudad de Idleb, que fue tomada por el Frente al Nusra -filial siria de Al Qaeda- y otras facciones el 28 de marzo.
Entre los restos de los barriles de explosivos, varios testigos encontraron botes de refrigerante usados normalmente en neveras y aparatos de aire acondicionados.
Tres médicos entrevistados por HRW, que trataron a las personas expuestas a dos de esos ataques, explicaron que encontraron síntomas como problemas para respirar y sensación de quemazón en los ojos y la garganta.
Algunos pacientes sufrieron edema pulmonar, es decir, aparición de fluidos en los pulmones.
En otros ataques, varias fotografías y videos, así como testigos, sugieren que los barriles de explosivos contenían un líquido rojo, que HRW no ha sido capaz de identificar ni tampoco confirmar si tuvo consecuencias para la salud.
ONU impondría sanciones
Esa organización recordó que Siria ratificó en octubre de 2013 la Convención de Armas Químicas que prohíbe los ataques con ese tipo de armamento.
Asimismo, el 6 de marzo, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó una resolución en la que expresaba su preocupación por el posible uso de esa clase de armas en Siria y decidió que, en caso de emplearse, impondría medidas bajo el capítulo VII de la Carta del organismo internacional.
Ese capítulo permite la imposición de sanciones y el uso de la fuerza como último recurso.
En septiembre pasado, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y la ONU dieron por desmantelado el arsenal químico declarado por el régimen sirio tras enviar un año antes una misión a Damasco.
La misión se desplegó después un ataque químico en agosto de 2013 en las afueras de la capital siria del que EEUU culpó al Gobierno sirio, que lo negó rotundamente.