Tras cinco años, la Comisión Europea acusó al gigante estadunidense Google de abuso de posición dominante en el mercado de las búsquedas, una decisión que ya anticipada en los días previos.

 

Las autoridades de Competencia consideraron que Google discrimina a sus competidores al otorgar siempre, en las búsquedas de internet, un lugar privilegiado a sus propios servicios especializados. La empresa deberá ahora defenderse y, si sus alegaciones no convencen al Ejecutivo comunitario, éste podrá imponer multas de hasta 10% de la facturación de la compañía, (unos seis mil millones de dólares o 5.661 millones de euros), según sus cuentas de 2014.

 

Consciente de que este movimiento abre un enfrentamiento con Estados Unidos, la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager, trató de restar importancia a la dimensión territorial de esta batalla: “Ni mis hijos ni yo consideraríamos nunca, al usar Google, si se trata de una compañía estadounidense o europea, sino el hecho de que tenga buenos productos. El problema no es que sea una empresa dominante, sino que dé trato preferencial a sus propios servicios”.

 

Vestager añadió que uno de cada cuatro denunciantes de Google -hay una veintena que han presentado quejas a la Comisión sólo por las supuestas discriminaciones en las búsquedas- son estadunidenses.

 

Pese a todo, el caso Google ha adquirido un cariz muy político en el que dirigentes alemanes y franceses han protestado abiertamente sobre el poder de la firma estadunidense y el propio presidente Barack Obama ha recelado del proceso europeo. Quizá por eso, la comisaria danesa ha limitado enormemente el alcance de acción contra Google para concentrarla en el caso más claro y sobre el que ha recibido más denuncias de terceros: la infracción de las leyes europeas en las búsquedas que hacen los usuarios para comparar precios de un mismo producto.

 

El buscador, que tiene una cuota de mercado superior a 90% en casi todos los países europeos -en Estados Unidos es inferior a 80%-, muestra siempre en primer lugar su propia oferta comparativa, de nombre Google Shopping. Independientemente de si lo merece o no, ese servicio obtiene una posición privilegiada desde 2008, lo que resta visibilidad a sus rivales. Bruselas alega que en un principio, cuando Google no empleaba esa conducta, los resultados de su servicio de compras, entonces llamado Froogle, eran muy pobres. Con el trato privilegiado, su cuota comenzó a crecer.

 

Vestager admitió que el ámbito de este pliego de cargos -la primera fase del proceso que determinará tanto si ha habido infracción como el castigo asociado- es limitado, pero abrió la puerta a pliegos posteriores. “Seguiremos analizando la conducta de Google y, si se demuestra la infracción, este caso de las compras podría sentar un precedente más amplio sobre otros servicios de Google”, advirtió la comisaria. Es decir, el Ejecutivo comunitario podría abrir nuevos pliegos o esperar que la compañía por sí misma cambie sus prácticas en el modo de presentar otros de sus servicios, como los buscadores de vuelos.

 

Bruselas mantiene así vivas otras tres objeciones iniciadas durante el mandato de Joaquín Almunia, quien dio el relevo a Vestager el pasado noviembre. El comisario español intentó desde 2010 alcanzar un acuerdo con la compañía para que modificase su actitud sin lanzar un pliego de cargos. El nuevo equipo restringe ahora las alegaciones comunitarias, pero pasa a la ofensiva en un caso que fue examinado de una forma muy similar en Estados Unidos sin que el órgano de competencia en Washington llegase a acusar a la firma tecnológica.

 

Además de iniciar este proceso acusatorio, la Comisión abrió ayer una investigación formal sobre Android, el sistema operativo de Google para los teléfonos inteligentes. Esta plataforma, presente en 70% de los móviles europeos, está en teoría abierta a servicios de otros competidores, pero Bruselas alega que la mayoría de los fabricantes la incorporan a sus dispositivos asociada a una serie de aplicaciones y servicios propiedad de Google. Los expertos de competencia creen que se trata de una imposición de la compañía a los fabricantes y ahora tendrá que decidir si toma medidas al respecto.

 

El caso Google puede acabar superando las dimensiones que adquirió la batalla europea contra Microsoft, también por abuso de posición dominante. La empresa recibió varias multas que sumaron casi mil 700 millones de euros entre 2004 y 2008. Curiosamente, Microsoft es ahora uno de los más destacados demandantes de Google ante la Comisión Europea.

 

Google rechaza acusaciones

 

Washington. Google rechazó por “falsas” las acusaciones de la Comisión Europea (CE) y defendió que su sistema operativo móvil, Android, ha incentivado la innovación y competencia en ese campo.

 

“Aunque Google quizás sea la herramienta de búsqueda más usada, la gente ahora puede encontrar y acceder a la información de numerosas formas, y las alegaciones de daño a los consumidores y competidores están muy lejos de la realidad”, argumentó la empresa en su blog oficial.

 

“Por eso rechazamos respetuosamente, pero completamente, la necesidad de publicar un pliego de cargos con esas acusaciones y esperamos convencer -a la CE- en las próximas semanas de que tenemos razón”, añadió la compañía con sede en Mountain View (California).

 

La empresa tendrá ahora la oportunidad de defenderse en un plazo de diez semanas e incluso participar en una audiencia con los responsables de Competencia de la CE.

 

“Compañías como Axel, Springer, Expedia, TripAdvisor, y Yelp -que se han quejado notablemente en este proceso- han alegado que la práctica de Google de incluir resultados especializados -Flight Search, Maps, Local results, etc- en las búsquedas ha dañado significativamente su negocio. Pero su tráfico, ingresos y beneficio revelan una historia muy diferente”, esgrime la empresa en su blog. (EFE)