Bipolaridad, intensa y preocupante es lo que aqueja al América del técnico Gustavo Matosa. Dicha bipolaridad parece que ha entrado en su etapa más crítica en la semana más trascendental para el futuro del timonel uruguayo, precisamente cuando los emplumados se juegan la primera mitad de la Final de la Conchachampions ante el Impact de Montreal, y el Clásico Nacional en la fecha 15 del Clausura 2015, ante el superlíder Chivas.

 

Bipolaridad, porque no se le puede llamar de otra forma a la manera en que las Águilas han resuelto sus partidos de las últimas semanas. Triunfos rimbombantes, derrotas absurdas, victorias agónicas, descalabros estridentes, empates insulsos, remontadas históricas, ridículos monumentales; hay de todo en los recientes encuentros americanistas.

 

Empezando por la derrota ante UdeG en el Estadio Azteca en la fecha ocho, en un partido en que Leones Negros sólo tuvo una oportunidad en 90 minutos, mientras que los emplumados se cansaron de fallar. Luego vino una actuación para el olvido en Pachuca, que terminó con un cero a cero de abucheo. Entonces se acentuó. América ganó en la fecha 10 a Santos en el Azteca ¿Y después? goleadas en cadena ante Herediano que les clavó tres en Costa Rica y el repaso del Veracruz 4-0 en el puerto.

 

Amarillos al punto del escándalo, pero Matosas apagó el fuego una semana después con goleada 6-0 a Herediano y triunfo sobre Cruz Azul.

 

El empate con Monterrey fue un respiro para volver regresar a la locura: perder 4-0 con Querétaro, salir abucheados del Azteca, con el ridículo atravesado.

 

Semana trascendental para Matosas (literal se juega la chamba) que más que nunca necesita de la bipolaridad del equipo amarillo, que ahora está sumamente deprimido, pero capaz de transformarse en un estilo eufórico como el que ya enseñó en este mismo campeonato.