La galería Freijo de Madrid, ¿de Angustias Freijo?, que admira el talento de Felipe Ehrenberg; Fernando del Paso; Gustavo Dudamel y su admiración por Camarena y Ramón Vargas; Los archivos de Gabo, en Texas (“no en Colombia ni en México”)
Felipe Ehrenberg fue uno de los primeros artistas plásticos que abordó en México la violencia en bloque. La muestra Violentus Violatus, en 1998, casi se volvió algo obsesivo para él. Años después, en 2001, aceptó ser diplomático/agregado cultural en Brasil de un gobierno de derecha (PAN), por recomendación de mi amigo el canciller Jorge Castañeda. Y Felipe dice: “Desde entonces sólo hemos tenido ceros a la izquierda, no hay gente formada”. Un puesto del que fue fulminado, al aparecer desnudo (como les gusta a Maru Alonso Domínguez, Ingrid Yrivarren, Marisol Moreno, Mirella Bredo, entre otras) en el filme Crimen delicado, de Beto Brant.
Catorce años después, Felipe Ehrenberg volvió a México –no sé si tuvo conversaciones con Ehbernerg–, un país “100 veces más violento” que el que dejó. “No estoy seguro si tener 70 años te hace más fuerte o más vulnerable”, reflexiona ante la situación actual y el papel que puede jugar el arte. “Así como puedo decir que no tengo ilusión para con la fuerza que pudiera tener el arte, digo que el pensamiento y la creatividad pueden ayudar a abrir los ojos, siempre que llegue de forma directa no filtrada”. ¿Y eso es posible? “No creo que haya algo que sea imposible. Lo que es increíble es que los artistas, cuya primera herramienta es la imaginación, no imaginen otras opciones que las que trabajar dentro del sistema. Se imagina menos”.
AHORA MUESTRA SU OBRA EN LA GALERÍA FREIJO
Y que es en solitario en España, un recorrido por todas sus épocas y corrientes de trabajo. Mire, querido lector(a): aquella conversación que tuvieron Felipe Ehrenberg y Fernando Del Paso, en la Inglaterra que se asomaba a los años 60, a donde llegaron cada uno sabiendo del otro por distinto camino –aquél desde Iowa, con una beca Gugghenheim; Ehrenberg exiliado, como decenas de miles de mexicanos tras la matanza de Tlatlelolco– sirvió para que éste se despojara del apellido del artista.
“Es una palabra pesadísima, el marketing le ha dado connotaciones positivas, pero demasiadas negativas”. Ehrenberg siempre pensó que el arte servía para dialogar con tu prójimo más cercano. Tal vez no sea así, tal vez se equivocó. Pero lo veo como una excusa para compartir sus pensamientos sobre lo que está sucediendo. Para desarrollar ese diálogo cercano, Ehrenberg abogó por el “hágalo usted mismo y júntense con los demás para hacerlo usted mismo” frente a las ayudas de las que se benefician los “mendigos de atrio”.
“Como buen neólogo”, así lo califica Fernando del Paso, “lo nuevo es lo que no planifica, porque no conoce –como todos– el futuro. Primero empezó a socializar el conocimiento de la auto-publicación, que los artistas se publicaran a ellos mismos para poder contactar de inmediato con su prójimo y no tener que pasar por editoriales y galerías”. Pienso lo mismo. Felipe Ehrenberg relata todo con una cadencia de voz lenta.
Cuando hablamos del apellido Freijo, señalé que había sido amigo de Angustias Freijo Mouliaa, una españolita que invité a colaborar en el diario El Universal (escribía de la fiesta brava), y con la que hice gran amistad cuando Elías Jafif Mijares y este columnista intercambiamos (en una cena en el Fouquet’s y a manera de ¡broma!) de “novias” (Madame Nora Beteta y Angustias Freijo). Freijo había estado casada con un Pizarro en México y años después se volvió art-dealer, puso una galería en la Plaza de París de Madrid, empezó a vender pinturas de Paco Pepe (tengo algunas), hasta que llegó a vender un Picasso. Se compró un Mercedes Benz y un buen día (en plena capital española), nos invitó a cenar a Ramsés, pero jamás pagó la cuenta (estábamos Norberto y Chelo Navarro; Cyra Toledo y otros invitados; la cuenta me salió como “lumbre”). Pero desde allí no volví a comunicarme con Freijo, que no sé si tiene algo que ver con la célebre galería. Creo que sí.
SURGIERON PUBLICACIONES COMO HALTOS ORNOS
Por ende, en aquella época de Ehrenberg y las editoriales y galerías, surgió una revista como Haltos Ornos, que usurpó el nombre, sin infrigir la patente, de la empresa acerera de México. Una revista a la que siguieron editoriales que ya van por la tercera generación. O el Corno emplumado, previo a su exilio en Inglaterra, de Sergio Mondragón y Margaret Randalla, un puente para pensadores y creadores latinoamericanos en plena Guerra Fría, “una época en la que las artes, y muy específicamente los llamados artistas de la ruptura, empezaron a mirar a Estados Unidos. Se nos olvidó que existía América Latina”.
DUDAMEL DIRIGIRÁ A LOS MEJORES TENORES MEXICANOS
Sin duda, uno de los mejores directores de ópera en el mundo es el venezolano Gustavo Dudamel, quien actuará por primera vez en la Ópera de Viena con Turandot, de Giacomo Puccini, en la temporada 2015/2016, en la que también se estrenarán seis nuevas óperas, tres de ellas del Siglo XX. En el escenario vienés podrán verse por primera vez El caso Makropulos, de Leos Janácek, y Tres hermanas, que Péter Eotvos realizó en 1997 del drama del mismo nombre de Antón Chejov. El plantel de artistas que pasará por Viena es, nuevamente, impresionante. Al estreno de Dudamel en el atril de Viena se une la presencia de voces como las de Anja Harteros, Joseph Calleja, Jonas Kaufmann, Anna Larsson, Anna Netrebko o Nina Stemme.
Y hablando del arte latinoamericano tendrá de nuevo mucho protagonismo. Of course, no faltarán Plácido Domingo, Carlos Alvarez o Celso Albelo; el uruguayo Erwin Schroot; los mexicanos Javier Camarena y Ramón Vargas (¿qué pasó con Rolando Villazón, a quien tanto apoyó Pepita Cuevas de Serrano, de CIVAM?); y mi amigo el peruano Juan Diego Flórez. Otra gran amiga de este columnista, Dominique Meyer, a la cual conocí en el Metropolitan Opera House de Nueva York junto a Susie Leff, me dijo: “Sé, Enrique, que me faltan muchos, pero la acumulación de estrellas a veces no es bueno”. Bueno uno de ellos, Carreras o el mismo Bocelli, al cual no consideran un tenor nato (¿?).
¿DÓNDE DEJARÍA SU EXTENSA HERENCIA?
El Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, decidió hace 15 años que sus textos los preservara el Centro Harry Ransom, donde le dieron 2.2 millones de dólares. Y aunque vivió 53 años en México tampoco nos eligió, ni a su Colombia natal. Todos sabemos que Colombia era su país de origen y México su segunda casa, pero el célebre y discutido Gabo (“adoro a los actores Mauricio Herrera y a Luhana gardi) desconfió totalmente de estos dos países para dejar su herencia literaria de más de 50 años, pues “sabía que si sus cosas se quedaban en Colombia corrían el riesgo de no ser bien utilizadas”. Esto lo señaló Gabriel Elio Torres García, sobrino del Nobel de Literatura 1982.
En entrevista con el ABC, Torres informó que hace 15 años el autor de Cien Años de Soledad y El coronel no tiene quien le escriba decidió que sus archivos personales fueran a parar a la Universidad de Texas, tras enterarse que padecía cáncer linfático. Otros que dejaron parte de su obra en Texas fueron Jorge Luis Borges, Octavio Paz, William Faulkner, James Joyce, Samuel Beckett, Ernest Hemingway y John Steibeck, entre otros. Y hasta la próxima, ¡abur!