Nadie se salva de esa obsesión por tratar de tapar el sol de nuestros problemas con el dedo del bla, bla, bla. Uno entre muchos ejemplos de lo anterior lo dio el politólogo José Woldenberg, quien asestó a sus oyentes -en un show mediático organizado por el Instituto Nacional Electoral- un gastado catálogo de los modernos Jinetes del Apocalipsis que enfrenta México, y los enumeró como quien descubre el hilo negro, sin atreverse a proponer ni un asomo de soluciones.
Don José, sin morderse la lengua, soltó los nombres con los que bautizó a las cuatro plagas que impiden el desarrollo de nuestra “democracia”: estancamiento económico, desigualdades, corrupción y violencia.
Presumió primero de nuestra “democracia”, de la que dijo: Si volteamos al pasado y vemos las modalidades que adoptaba nuestro sistema de partidos y nuestro sistema electoral, podemos comprender de manera cabal las profundas transformaciones sufridas; pasamos de un sistema de partido hegemónico a un sistema equilibrado de partidos y de un sistema electoral sin competencia a uno altamente competido.
Ello ha impactado al mundo de la representación, que si ayer fue monocolor hoy es pluralista y plagado de pesos y contrapesos; ha modificado todo el entramado estatal de una presencia casi todo poderosa a una Presidencia acotada por otros poderes estatales y facticos; de un Congreso en lo fundamental subordinado a la voluntad presidencial a un Congreso cuya dinámica se explica por el pluralismo que lo habita, incluso, de una Corte omisa en cuestiones políticas a una Corte central en la resolución de conflictos entre entidades estatales.
No obstante, son distintos y medulares los afluentes que alimentan el malestar con la política y los políticos, lamentó Woldenberg. Y los desmenuzó:
- Crecimiento
De 1982 a la fecha, la economía no crece con suficiencia. Ello hace que el mercado formal del trabajo tampoco se expanda como debiera, lo que genera aumento de la informalidad, millones de jóvenes sin empleo ni posibilidades de estudio.
- b) Desigualdades.
Es imposible crear un sentimiento de inclusión, de pertenencia, de cohesión social cuando las condiciones de vida material son tan abismalmente asimétricas. La desigualdad –decía- es la falla mayor de nuestra convivencia. No hay uno sino muchos Méxicos polarizados, tensos, enfrentados, cargados de resentimiento.
c y d) Corrupción e impunidad.
No sé si la corrupción hoy es mayor que en el pasado –señaló–, pero sí que hoy tiene una mayor visibilidad pública y que existe una menor tolerancia hacia ella. Estos dos fenómenos, ojalá sean el acicate para combatirla.
Esos son cuatro retos mayúsculos para todos aquellos que deseamos fortalecer y no debilitar nuestro sistema pluralista, concluyó el politólogo.
“¡Visionario, mente privilegiada, adivino!”, estuvieron a punto de gritarle a Woldenberg sus escuchas, pero –en un arranque de conmiseración– optaron por darle el silencio por respuesta y pensar para sus adentros: “¡De lengua me como un plato!”.
AGENDA PREVIA
Diez fueron los inversionistas nacionales y extranjeros que compraron las “bases de venta” de los ingenios públicos que licitará el SAE el próximo 12 de junio. Si todos realmente tienen interés, ayer debieron registrarse y firmar un acuerdo de confidencialidad. Van los nombres: PIASA, Fanjull, Pantaleón (guatemalteco), Santos, Zucarmex, Seoane, Grupo Azucarero México, Beta San Miguel, Motzorongo y una empresa que causó sorpresa, MINSA.
Algunos analistas bisoños comentaron que en la “talis” de interesados también estaba Grupo Sáenz. Pero si dicen que Agustín, Aarón y otros “juniors”, perdón, “seniors” llevaron a la ruina a ese grupo y ahora están negociando con sus socios de ED&FMAN que los liquiden porque no tienen “cash”, ¿cómo le van a hacer para comprar alguno de los cinco paquetes de ingenios?