PARÍS. Quería atacar dos iglesias con un importante arsenal de armamento. El domingo último era el día previsto para su primer, pero un “detalle” lo arruinó todo: se disparó a sí mismo, llamó a la ambulancia para pedir asistencia, pero terminó preso. También habría matado a una joven, crimen por el que es sospechoso.

 

Las autoridades francesas revelaron hasta ayer esta operación policial, que se abrió el mismo domingo cuando el sospechoso, identificado como Sid Ahmed Ghlam, de 24 años, llamó a los servicios de urgencia porque estaba herido de bala.

 

Los policías sospecharon desde el principio de la versión de este hombre, que contaba que se había disparado accidentalmente cuando trataba de deshacerse de las muchas armas que tenía lanzándolas desde un puente del río Sena.

 

El fiscal de París, François Moulins, explicó que los agentes encontraron entre su coche y su domicilio un verdadero arsenal formado por cuatro fusiles kalashnikov, pistolas y abundante munición, además de chalecos antibalas, dos mil euros en efectivo, y material informático y de telecomunicaciones.

 

Entre los documentos hallados, había además textos manuscritos “con objetivos potenciales” para la comisión de atentados y otros en árabe sobre Al Qaeda y el grupo yihadista Estado Islámico.

 

El análisis del material informático ha permitido recuperar comunicaciones que tuvo con un interlocutor en Siria con el que hablaba de las modalidades para atentar y que le fijó como objetivo iglesias.

 

Él mismo, según el fiscal, había hecho búsquedas sobre iglesias en Villejuif, ciudad limítrofe con París.

 

Las numerosas pistas dejadas llevaron a los investigadores a relacionar a Ghlam con el asesinato el domingo de una mujer que apareció con un disparo en el interior de su vehículo, que se había incendiado en una calle de Villejuif.

 

La pistola de la que salió la bala era una de las que tenía el sospechoso, que además había dejado su ADN en el coche de la víctima, Aurélie Châtelain, profesora de gimnasia de 32 años con una hija de 5 y originaria del norte de Francia.

 

Imágenes de vídeo-vigilancia y flashes de los radares de las rondas del periférico de París confirmaron que Ghlam había estado la mañana del crimen en la zona y que había recorrido en coche el trayecto entre esa ciudad y su domicilio.

 

El fiscal no dio detalles de por qué fue asesinada Châtelain ni confirmó los rumores de que el presunto terrorista había querido robarle el coche y acabó con dos disparos en la pierna después de que su tentativa se frustrara.

 

Una mujer del entorno de Ghlam fue arrestada en relación con este caso en Saint Dizier, ciudad del noreste de París donde el sospechoso había vivido hasta que empezó el curso en septiembre pasado.

 

Los servicios secretos habían vigilado en 2014 y en 2015 al presunto terrorista -que, tras sus primeras declaraciones contradictorias al ser arrestado, se ha encerrado en un mutismo total-, pero aunque detectaron que planeaba ir a Siria a integrarse en grupos yihadistas, no consiguieron recopilar elementos suficientes para llevarle ante la Justicia.

 

El presidente francés, François Hollande, reconoció que éste no es el único atentado que se ha evitado en las últimas semanas.

 

De hecho, el director general de los servicios de espionaje, Bernard Barjolet, reveló que desde comienzos de año y la oleada de acciones yihadistas a principios de enero en París, en la que murieron 17 personas, se han desbaratado media docena.

 

Hollande avanzó que el máximo nivel de alerta antiterrorista decretado tras los ataques de enero, se va a mantener “el tiempo que sea necesario”, y pidió “una cooperación ejemplar” a los servicios secretos europeos y de terceros países para evitar nuevos atentados.

 

Francia está en vilo desde los atentados entre el 7 y el 9 de enero contra el semanario satírico Charlie Hebdo y un supermercado kosher en los que murieron 20 personas, incluyendo los tres agresores.

 

En ese caso, al menos dos de los atacantes habían sido identificados por los servicios galos de inteligencia, y el tercero había salido de prisión poco antes tras cumplir una sentencia relacionada con sus lazos con extremistas islámicos, pero la vigilancia se había suspendido unos meses antes de los ataques.