Geo, la que fuera la mayor constructora de vivienda en el país -con 58 mil casas construidas al año antes de la crisis del sector en 2013- se propone iniciar “desde cero” una nueva etapa, a partir de una inyección de capital calculada en 3 mil millones de pesos provenientes de inversionistas institucionales mexicanos y 500 millones de la firma Capital Inmobiliario, con la que espera concluir el concurso mercantil al que se sometió la compañía el año pasado.

 

A reserva de que este plan sea aprobado por la mayoría de sus acreedores y tenedores de bonos involucrados, antes de la fecha límite del 6 de mayo, Geo tiene previsto pasar de 204 unidades construidas en 2015 a un nivel de 25 mil casas en 2020.

 

De acuerdo con este modelo de negocio más conservador detallado en la propuesta de reestructura de la compañía, a partir de 2020 GEO construiría a diario unas 68 casas en promedio, lejos de las 159 que en promedio construyó en 2013.

 

“La nueva GEO estará bien capitalizada y se espera que tenga suficiente liquidez para llevar a cabo el Plan de Negocios propuesto y continuar siendo uno de los principales jugadores de la industria de la vivienda en México”, señala el documento.

 

Para este año la constructora comenzará con un flujo operativo negativo de 376 millones de pesos, y espera una pérdida de 209 millones de pesos en 2016. La empresa generará utilidades hasta 2017 por 75 millones de pesos, y planea acercarse a los mil millones en 2020, según su convenio concursal.

 

“Este es el único convenio, y la opción sería la liquidación de la compañía. El conciliador, Thomas Heather, no tiene otra propuesta y el plazo legal del concurso mercantil finalizará el próximo mes. La nueva norma te otorga sólo seis meses y dos prórrogas de tres”, dijo una fuente cercana al proceso.

 

GEO es la primera de tres grandes constructoras que colapsaron en 2013 en concretar un plan para salir del concurso mercantil. En ese año, GEO, Urbi y Homex entraron en crisis, luego que el gobierno federal anunció a principios de febrero el Plan Nacional de Vivienda que restringía su plan de negocios enfocado a la venta de casas de interés social.

 

El plan del presidente Enrique Peña Nieto reorientaba créditos y subsidios para la construcción, y favorecía viviendas verticales, con mayores servicios, cerca de centros urbanos.

 

Además, los subsidios de la Comisión Nacional de Vivienda para 2013 cayeron 22% respecto a 2012, al pasar de 7 mil 400 millones de pesos a 5 mil 800 millones.

 

Estas nuevas condiciones presionaron el desempeño de las vivienderas en la Bolsa Mexicana de Valores, escenario al que se sumó una caída en las ventas de casas nuevas, luego de alcanzar su máximo en 2008.

 

Después de la crisis financiera de ese año, repuntaron las hipotécas para compra de casas usadas, remodelaciones, y se redujo la demanda en ciertas regiones, lo que afectó a la industria, según explica GEO en su plan de reestructura.

 

“El nuevo nivel normal de venta de vivienda nueva es 40% menor al volumen previo a la crisis de 2008, lo que implica una reducción de las vivienderas como GEO”, precisó.

 

“En esta nueva etapa continuaremos con la construcción de viviendas de interés social, pero a un ritmo más conservador. Anteriormente construíamos 58 mil unidades, y a partir de la siguiente década esperamos alcanzar 25 mil unidades, con lo que esperamos resarcir nuestra deuda y empezar a generar ganancias”, dijo una fuente cercana al proceso de reestructura.

 

“Más de 80% de la reserva territorial de la empresa está alineado con los polígonos de la Sedatu. A pesar de que los cambios en la regulación fueron muy agresivos, tenemos la certeza que no habrá más cambios en el sexenio, lo que nos permite saber cómo operaremos”, comentó.