Tesla es una de las compañías más sexy del momento, al menos desde la perspectiva de la innovación. Fundada en 2003, la compañía basada en California se ha especializado en el desarrollo de los autos del futuro, es decir, vehículos eléctricos. Su presidente Elon Musk es identificado como una de las mentes más creativas, disruptivas, claras y visionarias del momento.

 

Tanto es el resonar de Tesla como una firma innovadora que durante algún tiempo se especuló que empresas como Google, y más recientemente Apple, pudieran adquirirla. Un análisis reciente de la publicación digital Business Insider, a cargo de Jay Yarow, daba cuenta de las razones por las que la empresa liderada por Tim Cook, debía adquirir a la compañía de vehículos valuada en 30 mil millones de dólares.

 

APPLE PRESENTA EL IPHONE 6 Y EL IPHONE 6 PLUS

 

 

La primera, su identificación filosófica con la innovación. La segunda, que parte de los problemas de los que Musk se ha quejado recientemente, son el área de especialización de Tim Cook, el proceso de manufactura que permita reducir costos en la cadena de suministro, y producir más automóviles. Le siguen el profundo estudio de Tesla en las baterías, mismo en el que Apple ha destinado buen tiempo para poder producir baterías muy eficientes en su familia de dispositivos “i”. Finalmente, Apple, como Google, trabajan en las posibilidades que podrían ofrecer vehículos no tripulados que se conduzcan solos.

 

Suena a la combinación perfecta entre empresas de avanzada, capaces de presentar productos de altísima calidad, glamorosos, y nunca antes vistos. Y lo son. Mientras más información tenemos de Tesla, más fascinante se vuelve explorar sobre ella.

 

Lo más interesante de todo esto es que esa máquina de innovación ve en las cosas básicas la forma de volverse sustentable hacia el futuro. En un análisis reciente de la revista Wired se hace referencia a que Tesla estaría muy próximo a anunciar su siguiente paso para el desarrollo de su negocio: convertirse en un fabricante de baterías. Sí, ese básico y antiguo componente, como insignia del futuro de una compañía de máxima innovación.

 

En el análisis de Klint Filey se sugiere que la compañía fabricará baterías tanto para automóviles como para hogar y empresas que requieran de ellas. El movimiento, estima Filey, hace todo el sentido, puesto que una compañía que vende autos eléctricos podrá ser tan “verde” en la medida en que la red eléctrica que le suministre la energía a sus vehículos lo sea también.

 

Plagar el mercado de baterías Tesla hace sentido a empresas que ven en las energías eólica y solar buenas fuentes no contaminantes, pero lamentablemente inconsistentes, pues la producción de la misma no siempre está alineada con los ciclos de demanda. Otra de las variantes en las que estaría trabajando tiene que ver con los bancos de energía, capaces de almacenarla, sin importar el medio del que provengan para utilizarse en diferentes aplicaciones. Productos de consumo masivo como los teléfonos, tabletas y computadoras -en los que ya comentamos, Apple compite-, así como otros electrónicos, complementarían el mercado al que Tesla podría atender.

 

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Las industrias aeroespacial y automotriz, entre otras, han servido de marco para que el gobierno de México hable de la importancia que tiene fomentar la innovación en nuestro país. Ojalá se tomaran en cuenta ejemplos como el de Tesla para ver que la innovación puede estar hasta en el desarrollo de una batería. Es cosa de que como país “nos pongamos las pilas”.